Thursday 30 October 2025
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eldiario - 2 days ago

Los últimos días de la humanidad

“La vida sigue. Más allá de lo que sería lícito”, escribió Kraus, en un aforismo concluyente. Añadió algo que también evoca el plan trumpista de una Riviera de lujo en la Franja de Gaza: Entended que por aquella meta valía la pena hacer aquella excursión, y por aquella excursión valía la pena hacer la guerra.” El sarcasmo ha sido hist ricamente un arma de los d biles, aunque a veces es un recurso peligroso. Los caricaturistas, por ejemplo, cuentan con m rtires: Cabu, Wolinski y sus colegas del semanario Charlie Hebdo, por e o el valenciano Carlos G mez Carrera, que firmaba Bluff , fusilado por sus caricaturas de Franco, junto a otros 30 condenados, en las tapias del cementerio de Paterna. Parodiar a los poderosos se hace cada vez m s dif cil. Se parodian a s mismos, como si la burla cambiase de bando. El pasado 28 de octubre, unos 7 millones de norteamericanos se manifestaron en 2.700 localidades, bajo el lema No Kings , protestando contra las desmesuras autoritarias del presidente Trump. Tanto este como su vicepresidente se apresuraron a difundir memes burlescos generados con inteligencia artificial. En el de Vance, Kamala Harris y otros l deres dem cratas se postran de rodillas y rinden pleites a a un Trump coronado. En el de este, el presidente, tambi n con corona, arroja aguas fecales sobre los manifestantes desde un avi n de combate. Doble objetivo perseguido: trivializar los motivos de alarma e indignaci n de los manifestantes (cuyas r plicas ser n tildadas de faltas de humor y remilgadas), y promover la imagen de un Trump todopoderoso, el hombre fuerte, providencial y taumat rgico. El entretenimiento no escasea en estos d as. Sin embargo, no puede ocultar la percepci n de que vivimos unos tiempos brutales e imprevisibles. Crece entre nosotros la vaga sensaci n de un posible final de los tiempos. Que vivimos los ltimos d as de la humanidad es cierto, en un sentido literal. El d a de hoy es el ltimo, hasta la fecha y de momento, y sabemos, por experiencia, que ma ana saldr el sol, y seguir haci ndolo en d as sucesivos. El temor estriba en otro asunto, que Rafael S nchez Ferlosio formul en forma de pron stico: Vendr n m s a os malos y nos har n m s ciegos . Ojal no tuviera raz n y sea lo contrario. En todo caso, los tiempos que corren invitan a extremar la atenci n, a mantener los ojos bien abiertos. Lo hizo Karl Kraus en agosto de 1914, ante el estallido de la Primera Guerra Mundial. El escritor vien s comenz a tomar apuntes, a recopilar discursos y declaraciones, a guardar recortes de prensa y anuncios comerciales, toda suerte de materiales significativos del momento. Confeccion con ello un texto teatral, Los ltimos d as de la humanidad , publicado en 1922, con quinientos personajes y doscientas nueve escenas, que el autor defini como teatro marciano , irrepresentable en la Tierra. De aquel texto, una obra de espantosa comicidad seg n Roberto Calasso, casi la mitad de las escenas y textos (que parecen inventados, tal es su delirante estupidez), son citas apenas sin comentario de cr nicas y art culos de prensa, discursos pol ticos, sermones religiosos, sentencias judiciales y anuncios de publicidad comercial, de Viena a Berl n, de los ministerios a los cuarteles, de los ambientes populares a los de la gran burgues a, pasando por caf s, peluquer as, redacciones de peri dicos, hospitales militares y trincheras en el frente, que Kraus fue recopilando en aquellos a os de locura asesina. He querido poner mi tiempo entre comillas , dec a. Es un texto con resonancias actuales. En un anticipo de las ambiciones de Trump para el futuro de Gaza, Kraus hace decir a un alto funcionario de la Oficina de Turismo: Vayamos al grano. Cu les ser n las atracciones que podremos ofrecer despu s de la guerra a los extra o mejor dicho, qu podremos ofrecerles como reemplazo de los monumentos que eventualmente hayan sido destruidos? . Otro funcionario le da la respuesta: las tumbas de quienes han muerto en el campo del honor parecen hechas expresamente para permitirnos esperar una reactivaci n del turismo. (Escena 24, Acto V). A os despu s, Kraus reprodujo extensamente, en su revista Die Fackel (La Antorcha), un prospecto comercial que hab a llegado a sus manos, en el que un an nimo publicitario propon a una visita al campo de batalla de Verdun: En esta peque a zona, donde m s de un mill n, o quiz un mill n y medio de hombres, han derramado su sangre, no hay un solo cent metro cuadrado de superficie que no haya sido sacudido por los obuses . El anuncio pasaba despu s a los detalles: Partida en tren r pido de segunda clase. Hotel de primera clase, con servicio y propinas incluidas. Desayuno copioso. Visita a los pueblos destruidos en la zona fortificada de Vaux, con los gigantescos cementerios donde reposan centenares de miles de ca dos. Almuerzo en el mejor hotel de Verdun, con vino y caf , propina incluida. Visita por la tarde a la zona de Haudiaumont, horriblemente devastada. Cena en un hotel de Metz, con vino y caf , propina incluida. Todo inclu do por el precio de 117 francos . La vida sigue. M s all de lo que ser a l cito , escribi Kraus, en un aforismo concluyente. A adi algo que tambi n evoca el plan trumpista de una Riviera de lujo en la Franja de Gaza: Entended que por aquella meta val a la pena hacer aquella excursi n, y por aquella excursi n val a la pena hacer la guerra. En un art culo de 1982, S nchez Ferlosio ( Me encuentro parecido con Karl Kraus , le dijo en una ocasi n a un periodista), contrapon a la humanidad con min scula (que se define bien por su opuesto, lo inhumano), a la Humanidad con may scula de las Causas Sagradas, que sobrevive y que se perpet a siempre a costa de hacer padecer cada vez m s atroces inhumanidades y de ir haciendo a los hombres cada vez m s inhumanos . A la Humanidad mayusculizada, conclu a el escritor, que la den por saco . En lo que se refiere a la humanidad con min scula, la de la compasi n y el respeto, observaba S nchez Ferlosio, premonitorio, que se van congelando, degradando y encanallando cada vez m s los sentimientos y los resortes morales de los hombres . No estamos ante los ltimos d as de la humanidad, pero s ante una ca tica y pat tica combinaci n de misiles, memes y mierda. Todo incluido , escribi Kraus, es el lema de nuestro mundo.


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