eldiario - 19 hours ago

En el Código Penal, ni en el español ni en ningún otro, se ha contemplado jamás “tener el pelo blanco” como una eximente de responsabilidad criminal. El sentido común nos dice que, de ser contemplado de alguna manera, lo sería como “agravante”. No es el caso tampoco en ningún Código Penal.  Una vez que se han hecho p blicas las declaraciones ante el juez instructor de los llamados a declarar en la causa iniciada contra el fiscal general del Estado, nos hemos enterado de que Miguel A ngel Rodr guez reconoci expresamente que hab a puesto en circulaci n el bulo de que el fiscal encargado del caso de los presuntos delitos fiscales cometidos por la pareja sentimental de la presidenta de la Comunidad de Madrid hab a propuesto un pacto de conformidad y que dicha propuesta hab a sido boicoteada desde arriba , en alusi n o bien al propio fiscal general del Estado o incluso a la presidencia del Gobierno. Miguel A ngel Rodr guez reconoci ante el propio juez que hab a acusado al fiscal general del Estado de haber cometido un delito a sabiendas de que no era as y justific dicha manera de proceder en que tiene el pelo blanco . En el C digo Penal, ni en el espa ol ni en ning n otro, se ha contemplado jam s tener el pelo blanco como una eximente de responsabilidad criminal. El sentido com n nos dice que, de ser contemplado de alguna manera, lo ser a como agravante . No es el caso tampoco en ning n C digo Penal. La justificaci n del pelo blanco para acusar al fiscal general del Estado de un delito no ya sin indicios, sino sabiendo expresamente que no se puede atribuir al fiscal general la conducta que l difunde en el bulo hecho p blico a trav s de El Mundo, no puede ser m s absurda. Ni con pelo blanco ni con pelo negro se puede acusar de un delito a nadie. Insisto: no solamente sin indicios, sino sabiendo que la acusaci n carece de veracidad. En esta acusaci n justificada de esta manera esperp ntica est el origen del asunto que ha acabado con el procesamiento del fiscal general del Estado. Fue la nota de la Fiscal Jefa de Madrid desmintiendo el bulo puesto en circulaci n por Miguel A ngel Rodr guez, la que motiv la querella contra ella ante la Audiencia Provincial de Madrid, querella que se har a extensiva al Fiscal General al hacer p blico este que dicha nota hab a sido avalada por l. A partir de ese momento la Audiencia Provincial elev el asunto a Tribunal Supremo, que no consider que se hubiera cometido delito alguno con la elaboraci n de dicha nota, pero que abri la posibilidad de que se hubiera podido cometer un delito de revelaci n de secretos al hacerse p blico el correo electr nico de 2 de febrero de 2024, enviado por la defensa jur dica del Sr. Gonz lez Amador, en el que se reconoc an dos delitos fiscales y se formulaba la propuesta de un pacto de conformidad. Esta posibilidad conducir a a la designaci n de un juez instructor y a la apertura de una investigaci n que ha acabado con un auto de procesamiento contra el fiscal general del Estado. Hasta ese momento se sab a que Miguel A ngel Rodr guez hab a difundido el bulo, pero no se sab a que lo hab a hecho a sabiendas de que era un bulo y que no solo no dispon a de indicio alguno que se alara al Fiscal General, sino que sab a expresamente que este no era el autor de la conducta que se le atribu a. En el momento en que el juez instructor tiene conocimiento de la justificaci n del bulo son los pelos blancos del autor del mismo, ten a que haber detenido la investigaci n y haber iniciado otra sobre la conducta de Miguel A ngel Rodr guez. Atribuir una conducta delictiva al Fiscal General del Estado a sabiendas de que no ha podido ser el protagonista de dicha conducta, es un delito. Y en ese delito es en el que se tendr a que centrar la investigaci n. Una vez conocidas las declaraciones ante el juez instructor, se tendr a que solicitar a la Sala Segunda del Tribunal Supremo que paralizara el proceso contra el Fiscal General y que se inicie otro contra Miguel A ngel Rodr guez y, una vez finalizada dicha investigaci n, ya se ver a si es procedente o no continuar con el proceso contra el Fiscal General. Si los pelos blancos son la nica justificaci n de la conducta de Miguel A ngel Rodr guez no cabe otra alternativa.

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