eldiario - 21 hours ago

El cómico y realizador californiano nacionalizado británico, integrante en la década de los setenta del colectivo Monty Python, regresa a Sitges para recibir un premio honorífico y celebrar los 40 años del estreno de su mítica cinta Brazil Entrevista - Mark Bray, autor de Antifa , tras salir de EEUU por amenazas: “Trump tiene un plan fascista y la pregunta es si lo logrará” Terry Gilliam regresa al festival de Sitges por tercera vez. La primera vez fue en 1985 para presentar Brazil, su m tica pel cula, una versi n libre, fascinante y sui generis de la novela 1984 de George Orwell. De hecho, de todas las aproximaciones que se hicieron en aquellos a os al cl sico orweliano, la suya es la m s exitosa y la que mejor supo trasladar el esp ritu del texto a la pantalla, incluso como cr tica de su mundo real contempor neo. No es la nica cinta notable de Gilliam, que ha firmado posteriormente obras de renombre como El rey pescador, Las aventuras del bar n M nchhausen o 12 monos, adem s de sus populares producciones para el colectivo Monty Python, codirigidas junto al fallecido Terry Jones. Pero Brazil cumple estos d as 40 a os y Gilliam ha venido a celebrarlo y recoger el Premio Honor fico a toda una carrera, al igual que el padre de los gremlins, Joe Dante, la espa ola Carmen Maura o el padre de la saga Viernes 13, Sean S. Cunningham. En su encuentro con un grupo de periodistas, Gilliam, de 85 a os, se muestra cansado de responder preguntas, pero se lo toma con humor y sigue respondiendo con amabilidad y simpat a, siempre con ese punto de viejo cascarrabias antisistema que tan buenos titulares regala a la prensa. De hecho, se presenta como un anti-mito, haciendo en las fotograf as mofa de s mismo y vistiendo pantal n de ch ndal, una holgada camisa tropical y luciendo una larga y fina coleta trasera, que seguramente har a las delicias de otro gran crata: Albert Pla. Sitges ha crecido con los años, la primera vez que vine, era un pequeño festival de terror y ciencia ficción y ahora es muy potente, pero ya no puedes ir a las galas en vaqueros y sandalias, y eso molaba Sitges ha crecido con los a os , observa en referencia al festival, La primera vez que vine, era un peque o festival de terror y ciencia ficci n y ahora es muy potente , suelta, aunque por el tono deja claro que la subida de estatus del evento no termina de convencerle: Antes pod as ir a las galas en vaqueros y sandalias, todos bamos as y molaba mucho, pero ahora te piden chaqu para recibir los premios . Acto seguido, preguntado por la valoraci n de este premio, comenta que los premios y ha recibido muchos, incluso un Le n de Oro en 1991 no le interesan como forma de medir el prestigio de su carrera. Me gustan , matiza, tengo muchos premios en mi estudio y los miro de vez en cuando, pero solo son un peque o recordatorio de lo que hac a en otras pocas . Y remacha: Para eso sirven y nada m s . Respecto a su relaci n con el cine fant stico, que es el motivo principal del festival de Sitges, deja claro que no es muy fan de la fantas a. Es la imaginaci n lo que me emociona , responde. La fantas a es un mundo estructurado donde tienes unas normas: una bruja puede hacer aquello, un zombi puede hacer esto... Todo un poco tedioso , argumenta. En cambio, asegura que la imaginaci n es mucho m s libre y fruct fera. Opina que la gente teme a su propia imaginaci n y por ello se acoge masivamente a los mundos de la fantas a. Les gustar a ser superh roes de Marvel y creo que eso es pat tico, es mucho m s interesante ser simplemente un ser humano y ver lo que puedes hacer con tus capacidades y limitaciones , opina. Brazil , una cinta en plena vigencia Gilliam s est de acuerdo en que con Brazil hizo una pel cula intemporal, que en los inquietantes tiempos actuales sigue generando preguntas y reflexiones. B sicamente, Brazil trataba sobre el mundo de hace 40 a os, y en teor a en los pa ses socialistas , dice y se pregunta: Por qu sigue vigente? . E l mismo se responde que porque el mundo no cambia tanto, m s bien solo empeora . Destaca de aquella distop a que en Brazil, el mundo estaba mucho m s organizado que en nuestro mundo actual, pero hab a cosas que hoy en d a podemos reconocer . Cita algunos personajes de la pel cula que se dedicaban sistem ticamente a eludir su responsabilidad y comenta: Eso es lo que hace la mayor a de la gente hoy en d a en las corporaciones, y tambi n los pol ticos: reparten la responsabilidad entre todos hasta que no queda nadie realmente responsable . Eso es lo que me molesta del mundo en el que vivimos , agrega. Pero una vez m s, Gilliam se muestra reacio a aceptar las alabanzas sobre la pel cula: Hay que recordar que cuando hicimos Brazil, la primera vez que la proyectamos, e incluso despu s de su estreno, al final la mitad del patio de butacas estaba vac o . La gente simplemente sal a de la pel cula, no les gust y no la entendieron, y tanto ellos como el estudio la odiaron , asegura. Pero , a ade finalmente, es interesante c mo la vida contin a y la gente empieza a decir: Oh, es una de las mejores pel culas sobre pol tica ... Simplemente, creo que lo que hicimos en Brazil, todos lo sent amos, fuimos aut nticos a la hora de contar lo que el mundo pod a llegar a ser , concluye el realizador. Hay una escena de Brazil que a Gilliam le parece meritoria y es cuando uno de los personajes le pregunta al protagonista: Cu ntos terroristas has visto? . E l responde: Bueno, acabo de empezar hoy, as que todav a no he visto ninguno . Tanto en la pel cula como en la realidad, hoy en d a, los gobiernos necesitan terroristas para sobrevivir, as que creas terroristas o simplemente inventas la idea de que hay terroristas y la gente se la ese es el mundo que nos rodea hoy en d a . Mi esposa, que es quien de verdad me conoce y me soporta cada día, dice que soy un amargado, y es cierto Pero es mejor el mundo de hoy en d a, ultraliberal y tendente al autoritarismo, que el socialista que describe Brazil? Gilliam contesta evasivamente, diciendo que no conf a en ning n sistema de gobierno. Es b sicamente mi problema , asegura. Lo que me gust de Brazil es que hablan de terrorismo, pero nunca vimos terroristas , agrega regresando a los temas que toca la pel cula. Pero mientras se pueda fingir que hay terroristas, el sistema marcha , insiste y pone el ejemplo de la franja de Gaza: Mira a toda esa gente en Gaza, todos son terroristas [para los israel es, se supone] . Si est lleno de ni os peque os!, esos son los que les preocupan? , exclama. De Monty Python a Don Quijote El director, nacido en Minnesota pero crecido en California, que emigr a Inglaterra en 1967 tras la represi n policial de las protestas contra la guerra de Vietnam, recuerda la etapa Monty Python como una gran explosi n creativa tras caer los muros levantados por la generaci n anterior, la de la postguerra . Reconoce que las pel culas que codirigi en aquel tiempo junto con Terry Jones, ya que ellos dos siempre estuvieron m s detr s de la c mara que actuando, al contrario de John Cleese, Michel Palin, Eric Idle o Graham Chapman, ten an una gran comicidad. Recuerda Los caballeros de la tabla cuadrada, La bestia del reino y Los h roes del tiempo. Tambi n La vida de Brian, donde particip como actor y guionista, pero fue dirigida solo por Terry Jones. Terry Gilliam. Aun as , matiza: Las comedias son vida artificial, puedo reconoceros que son muy graciosas, pero jam s pertenecieron a mi vida diaria . Mi esposa, que es quien de verdad me conoce y me soporta cada d a, dice que soy un amargado, y es cierto , apostilla entre risas. Me paso el d a deprimido porque no tengo trabajo , desvela el realizador, que reconoce que lleva mal la jubilaci n. De hecho, paso mucho tiempo al aire libre, en la naturaleza, me siento en el parque de Hampstead Heath, en el norte de Londres, y fotograf o flores, hojas y cosas as porque de repente estas cosas me devuelven la vida . Asegura que se siente una especie de Quijote moderno, un mito que visit en su cinta El hombre que mat a Don Quijote. Soy un t o que se cae de bruces y luego se levanta una y otra vez, que es lo que hace Quijote , dice. Como l , prosigue, llevo gran parte de mi vida con la idea muy ingenua de que el mundo es un lugar maravilloso y la gente es genuina y maravillosa, pero la realidad no es as . Asegura que de ese idealismo quijotesco y reconcentrado le salva su sentido del humor, del que el personaje de Cervantes carece porque es b sicamente un personaje tr gico, no renunciar jam s a su sue o de un mundo noble . Pero reconoce que ese idealismo es lo que nos mantiene vivos al Quijote y a m . Trump, el Brexit y los neocalvinistas Finalmente Gilliam cierra la entrevista refiri ndose a su pa s de nacimiento y repartiendo culpas a ambos lados del espectro pol tico. Trump est siendo brutal y creo que es un completo monstruo , opina, pero acto seguido acusa a la izquierda de falta de realismo ante el actual presidente: Hollywood ha estado tan atrapado en su mundo progresista y de pensamiento muy limitado, que se ha quedado paralizado . Hay que recordar que cuando hicimos Brazil , la primera vez que la proyectamos, e incluso después de su estreno, al final la mitad del patio de butacas quedaba vacío, la gente no la entendía, pero con el tiempo se ha convertido en una cinta premonitoria Y a los actuales progresistas les llama neocalvinistas: Hablan de no ser binarios, pero son las personas m s binarias que conozco: est s con ellos o contra ellos, no hay t rmino medio . Y si est s con ellos, vas al cielo, pero si no, arder s en el infierno , remacha. Y asegura: Me han castigado dos veces, me han cancelado dos veces en los ltimos a os y no hab a para tanto . En consecuencia, cree que tal como andan las cosas en EEUU, no tengo razones para regresar jam s all . Desde 1967 vive en reino Unido, aunque tampoco ahorra reproches para su patria de adopci n, en especial desde que en 2016 tuviera lugar el Brexit: Vivo en la Nueva Atl ntida, esta peque a isla brit nica que se hunde en el fr o y gris Atl ntico por culpa de una panda de incautos... Pero , se corrige esperanzado, creo que poco a poco las cosas van a cambiar, volveremos, aunque no s cu nto tardar porque Brexit fue pat tico, una gran estupidez .

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