Thursday 16 October 2025
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abc - 10 hours ago

Isabel Pantoja: su declive financiero y la posible pérdida de Cantora

Pocas veces a lo largo de su vida Isabel Pantoja ha disfrutado de eso que llamamos desahogo económico. Y eso que hablamos de alguien que roza los setenta y, durante varias décadas, fue una de las artistas más cotizadas del panorama español. Ya de pequeña, la de Triana (Sevilla) vivió algunas estrecheces cuando a los 17 años, mientras trabajaba en un tablao de Madrid, su padre (el cantaor flamenco Juan Pantoja) murió y a ella le tocó sacar adelante a su madre y sus tres hermanos . Después consiguió reunir unos ahorros (con los que se compró una casa en Madrid y otra en Sevilla) y, tras su boda con el torero Francisco Rivera Paquirri en primavera del 83, anunció que se retiraba de los escenarios para dedicarse a su marido y al hijo que tuvieron juntos (Kiko Rivera) . Pero las cosas no salieron como esperaba. El diestro falleció en septiembre del 84, tras sufrir una cogida en Pozoblanco, y a la espera del reparto de su herencia, a ella le tocó volver a ponerse el mono de trabajo. «Puedo asegurar que la herencia que se firmó en septiembre del 87 se repartió de forma equitativa y respetando íntegramente la voluntad que Paquirri expresó en su testamento», comentó al respecto Ramón Calderón, abogado y amigo del diestro. «Había dos matrimonios, más hijos de ambas partes y el padre y los hermanos del torero, pero Carmina [Ordóñez], con quien no tenía hecha la partición de gananciales, e Isabel, lo aceptaron razonablemente . Los dos tercios de la legítima fueron para sus hijos. Isabel obtuvo el usufructo vitalicio de uno de esos tercios, y el de libre disposición repartido con la familia de Paco. El patrimonio lo integraban principalmente tres fincas, porque otra se vendió: Los Rosales, que dejó a Fran y Cayetano, El Robledo a su padre y hermanos, y a Isabel y su hijo Kiko Cantora, que era su paraíso ». Ubicada en el término municipal de Medina Sidonia, Cantora (de la que Isabel poseía el 51%, mientras que Kiko tenía el 49% restante) se convirtió en ese momento en el gran refugio de la tonadillera . En su cortijo disfrutó durante años de momentos de soledad buscada, reuniones con familiares y amigos y encuentros con algún que otro amante. En un momento dado decidió vender y alquilar parte de sus terrenos porque, como ella misma aseguró, el mantenimiento de la finca costaba un ojo de la cara. Y eso que con su arte logró facturar mucho dinero. Su disco Marinero de luces (1985) fue un pelotazo, lo que duplicó su caché y le ayudó a conquistar Latinoamérica . Y su breve incursión en el mundo del cine (rodó dos películas producidas por Víctor Manuel), junto a sus coqueteos con el mundo de las exclusivas en revistas, como la que dio en el 96 para presentar al mundo a su hija adoptiva Isa, también aumentaron los ceros de su cuenta corriente. Por no hablar del beneficio que obtuvo gracias a su estrecha amistad con la locutora Encarna Sánchez, quien la agasajó con regalos caros, le compró su piso de calle O Donnell y, según el periodista Juan Luis Galiacho, hasta le estuvo pagando «un sueldo fijo para que estuviera contenta y feliz». Más lucrativa aún para ella fue su historia de amor con Julián Muñoz, al que se acercó en una época en que él era alcalde de Marbella y ella atravesaba un momento económico complicado, sobre todo por culpa de unos negocios de hostelería poco rentables. El político llegó a obsesionarse por completo con la artista, quien según dijo años después «me costó 90 millones de pesetas» . Él fue detenido en 2006, dentro de la tercera fase de la operación Malaya contra la corrupción en el Consistorio marbellí, y al año siguiente le tocó el turno a la cantante, acusada de estar ayudando a su pareja a lavar dinero obtenido ilegalmente. Isabel negó siempre los hechos, pero su imagen pública quedó por los suelos y la Audiencia de Málaga la condenó a 24 meses de prisión y al pago de una multa de 1.147.148 euros por blanqueo de capitales . Según la sentencia, la sevillana participó en el citado blanqueo con varias operaciones (como la adquisición del apartamento 105 del Hotel Guadalpín o una serie de ingresos en sus cuentas personales y de sus sociedades patrimoniales). De Cantora salió en noviembre de 2014 camino del penal de mujeres de Alcalá de Guadaíra, en el que permaneció recluida hasta que en marzo de 2016 le concedieron la libertad condicional. También en su finca ha pasado la mayor parte del tiempo transcurrido desde entonces. Y es que aquella condena supuso un duro golpe para sus finanzas y también para el estado anímico de una mujer que cortó la relación con varios de sus antiguos amigos (como Raquel Bollo, Las Mellis o Chelo García Cortés), se revolvió contra la prensa (hace poco demandó a ciertos directores y productoras por especular sobre sus achaques) y se volvió bastante suspicaz. De hecho ha repetido que su hermano Agustín (al que antes de entrar en prisión dio un poder notarial para que pudiera gestionar todos sus temas) es una de las pocas personas por las que pondría la mano en el fuego. «Confío plenamente en él. Moriría por mí y no me haría ningún daño» , comentó en 2022, durante su declaración en el juicio por la operación de venta de su casa en Marbella (al final fue absuelta del delito de insolvencia punible por el que se la juzgaba). Varias fuentes sostienen que Agustín, que también lleva su carrera musical desde hace años, bastante mal por cierto en opinión de algunos profesionales del medio, es el responsable de ese aislamiento que Isabel vive últimamente. Algunos le acusan incluso de malmeter contra los hijos de la tonadillera, que no quiere saber nada de ellos desde que empezaron a criticar a su clan en distintos medios (Kiko acusó a su madre de haberle engañado respecto a la herencia de su padre e Isa describió a los Pantoja como gente xenófoba y machista). Desconocemos si el intérprete de Amores normales tiene alguna responsabilidad en la desastrosa situación económica de su hermana. Aparentemente mal asesorada, su nombre figura en la última lista de grandes morosos con Hacienda , a quien al cierre de 2024 debía un millón de euros, y podría estar a punto de perder Cantora, sobre la que pesan hipotecas y órdenes de embargo . Se dijo que un grupo inversor estaba interesado en adquirir la finca, valorada en unos cinco millones de euros, pero a día de hoy, tal y como señaló el programa Vaya Fama, la titularidad de Cantora (cuyas cargas rondan «los cuatro millones de euros») sigue a nombre de Isabel y su hijo Kiko. En cualquier caso, llama la atención ver endeudada hasta las cejas a una artista de la talla de Isabel, que llegó a contar con un importante patrimonio. «¿Qué hace esa mujer con el dinero?», se pregunta el periodista de investigación David González. «En 2022, escribiendo un reportaje sobre su situación económica, descubrí que tenía propiedades (de algunas ya se deshizo) por el valor de más de tres millones de euros, que se dice pronto. De haberse desprendido de ellas habría saldado su deuda y no habría tenido que recurrir a préstamos ni a particulares, generando a su vez más deudas. Da la sensación de que nunca ha querido desprenderse, por ejemplo de Cantora, por una mezcla de cabezonería y por tratarse del que ha considerado su gran fortín». Ahora lleva casi un año sin actuar, entre otras cosas por una serie de problemas de salud , pero se aferra a ese proyecto de gira por América y al contrato firmado con la productora MediaCrest (interesada en hacer un biopic autorizado y un documental sobre su vida) para salir del atolladero. ¿Veremos su enésimo resurgimiento? Solo el tiempo lo dirá.


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