Thursday 30 October 2025
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abc - 3 days ago

Lo sagrado en lo cotidiano

Mientras en la catedral y en la iglesia de San Cipriano de Zamora se reúnen destacadas obras de Velázquez, Goya, Gregorio Fernández, Juan de Juni, el Greco, Zurbarán, Salcillo o Berruguete, muy cerca, el Museo Etnográfico de Castilla y León exhibe otras piezas mucho más modestas, de autores casi siempre anónimos, que hablan de otra religiosidad más de andar por casa . La XXVIII edición de Las Edades del Hombre, recién inaugurada, se ha encontrado con una hermana pequeña en la sala de exposiciones temporales del Etnográfico, en la casi escondida calle Corral Pintado: Lo sagrado en lo cotidiano , que coincide en el tiempo con la gran muestra de arte sacro EsperanZa y, como esta, permanecerá abierta hasta abril. También aquí hay talla en madera del siglo XVII, pero no está representada por grandes obras de los maestros del Barroco y la Escuela Castellana , sino por una mucho más humilde imagen vestidera, que recibe al visitante al entrar en el espacio expositivo. Aquí los lujos no residen en ricas piezas de orfebrería, sino en adornos y objetos también valiosos a su manera, como los que ocupan una de las primeras vitrinas: el ajuar del llamado traje de vistas de La Alberca, acompañado por la prueba gráfica de una joven de la localidad salmantina ataviada con ese vestido de gala hace un siglo, una fotografía de Aniceto García Villar, de 1924, conservada en el Museo de Historia de Madrid. Colecciones particulares y otros fondos museísticos contribuyen al discurso armado sobre fondos del propio Museo Etnográfico de Castilla y León en torno a esas otras formas de representar lo sagrado, la «religiosidad popular» de las «sociedades campesinas» de Castilla y León, mediante «objetos que han acompañado al hombre en sus tareas cotidianas, en el trabajo, la casa, el ciclo festivo o incluso la muerte», como reza la presentación de la exposición. Si Las Edades del Hombre se desarrollan en tres Momentos , Lo sagrado en lo cotidiano tiene otros tantos ejes temáticos: «la religiosidad del cuerpo, la religiosidad de puertas adentro y la religiosidad de puertas afuera». Medallas, rosarios y souvenirs vinculados a lo religioso conviven con amuletos y testimonios de supersticiones que subyacen en muchas de las creencias populares. En el primer capítulo se exhiben numerosos objetos que más allá de buscar el «embellecimiento personal» respondían a «la necesidad de protegerse contra el mal en sus más variadas versiones». Los ejemplos se multiplican «de puertas adentro» y desde la misma puerta, con placas de imágenes religiosas popularmente llamadas «detentes», y hasta en el tejado: un teja procedente del Museo Etnográfico de Puerto Seguro (Salamanca) avisa con una inscripción de sus «poderes sobrenaturales» otorgados por «Dios y la virgen de Fátima» y prescribe el rezo de diez rosarios para evitar «las desgracias más grandes de su casa». Una serie de fotografías de Carlos Flores, cuya obra se custodia en el propio Museo Etnográfico dependiente de la Junta de Castilla y León, ilustra la presencia de símbolos religiosos en muros, fachadas y dinteles de distintos lugares de la Comunidad: Palacios de la Sierra o Silos (en Burgos), Horcajo Medianero y La Alberca (en Salamanca), Arenas de San Pedro (en Ávila) o León. «La casa viene a materializar el ámbito de la protección de la unidad familiar, el espacio cotidiano en el que se constatan toda una serie de prácticas que conducen a salvar el hogar y a sus moradores, el espacio doméstico, de puertas adentro, es fiel reflejo de las devociones del momento, plasmadas en estampas y otros papeles de devoción, pequeñas imágenes de bulto redondo, capillas domiciliarias y limosneras, etc.», precisa un texto del comisario, Pedro Javier Cruz Sánchez. Además de los objetos en sí, pliegos de cordel y otros impresos dan pruebas de la devoción popular a símbolos como la cruz de Caravaca, «contra rayos, centellas y tempestades», talismán al que se atribuyen otros poderes en verso: «De muertes repentinas / incendios, robos, / y otros muchos peligros / nos libra a todos». La vida en comunidad alcanzaba también a una devoción compartida por los vecinos, las «capillas» que iban de casa en casa (con su depósito de donativos), de las que se muestran dos, una de la Virgen de Valdejimena de Horcajo Medianero, con su inscripción de «abogada de la rabia y peste», y otra de Medina de Rioseco llegada desde el Arzobispado de Valladolid. Lo colectivo está muy presente en la fe «de puertas afuera», capítulo que ilustra «multitud de ámbitos», como «el espacio de trabajo», ermitas y santuarios, con sus ritos, romerías, peregrinaciones… Una modesta cruz de bendición de campos, procedente de Soria, clavada entre piedras como en su emplazamiento original, marca el paso al espacio que ilustra el último tramo de la exposición. Imágenes de procesiones en la localidad zamorana de Villardiegua de la Ribera a finales de los ochenta, de José María Gamazo (Joyco), dan testimonio de la pervivencia de esos ritos ya en la época de la fotografía en color. Otras anteriores, de comienzos de los setenta, de Juan Antonio Sanz Lobato, documentan en blanco y negro un sepelio en Bercianos de Aliste a partir de una colección depositada en el Museo Etnográfico. Otras imágenes expuestas se apartan de su función testimonial para entrar en el terreno de lo sobrenatural: singulares exvotos fotográficos, como el de los quintos de Tiedra (Valladolid) de los años 1881 y 1882 ofrecido en la ermita de Tiedra Vieja, o la pintura al óleo de 1759 sobre el «milagro de la Virgen de Rihondo», de Narrillos del Rebollar (Ávila), restaurada por la Consejería de Cultura en 2022. El cuadro representa a un clérigo salvado de ser corneado por un toro en un festejo en la plaza La Corraleja. La superstición y lo mágico campa a sus anchas entre «nóminas contra las brujas» de una colección privada, invocaciones en latín, procedentes del Monasterio de Silos o un ejemplar del Libro de conjuros de Ximenez contra todas tempestades de truenos, granizo, rayos y contra las langostas , impreso en Burgos en el siglo XVIII y del que existe una copia en la Biblioteca Digital de Castilla y León. Más curioso aún es el testimonio manuscrito del «milagro de Limpias ocurrido el 14 de mayo de 1921», una cuartilla, conservada en una colección particular, en la que una mujer que participaba en una peregrinación a la parroquia cántabra declara y firma, bajo su «conciencia» y «palabra de honor», haber visto durante una misa cómo «el Santo busto movía los ojos en todas direcciones, y la cabeza pausadamente de derecha a izquierda». El detallado relato atribuye a la talla del Cristo otros gestos de padecimiento y de amor, e implica también a la hija de la autora, quien «vio correr un hilillo de sangre desde la rodilla izquierda del Señor hasta la canilla y le vio cerrar los ojos». Lo sagrado en lo cotidiano finaliza con la proyección de un vídeo documental en torno a La protección de la casa. La protección de la comunidad. La protección del individuo , con guion y dirección del aragonés Eugenio Monesma. Grabado en 2002 en Abizanda (Huesca), cuyo museo participa en la producción, y en el Pirineo Central oscense, repasa creencias compartidas con otros territorios. Distintas personas ponen voz a historias y tradiciones similares a las que cuentan los objetos reunidos en la exposición, lo que permite oír una oración que ha resistido en la memoria para que las brujas no se llevaran a los niños de la cuna. Porque también fuera de Galicia las leyendas dicen que haberlas, haylas .


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