Sunday 12 October 2025
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abc - 8 hours ago

La Esperanza de Triana cose las Tres Mil a Sevilla

Hubo cohetes y campanillas. Hubo emoción y guirnaldas de flores de papel. Hubo pancartas y súplicas. Saetas y rezos. Gritos y vítores como en la calle Pureza un Viernes Santo por la mañana . Y empujones, bulla enorme ante las andas de la Esperanza de Triana que recorrió en casi tres horas y media el kilómetro y medio que separa las parroquias de San Pío X en las Letanias y Jesús Obrero en las Tres Mil. Al estilo trianero, dejándose ir, meciendo a su Virgen, ejecutando pasos costaleriles e incluso andando hacia atrás . Para demorarse en el camino. Para suturar con hilvanes muy juntitos los enormes costurones con que la ciudad unió el Polígono Sur hace ya medio siglo. Lo mejor, sin duda. La piedad popular cosió una nueva relación de Sevilla con su barrio más castigado porque miles de personas acudieron a la llamada del traslado de la Esperanza en su misión evangelizadora. Fue como una transfusión de sangre popular que haga revivir un miembro tumefacto. La hermandad había hecho un esfuerzo indecible para cuidar cada detalle de esta «Misión de amor, camino de esperanza» , como marcaban las pancartas en ambas parroquias. Todo se había dispuesto para un recorrido triunfal como así fue desde que a las 9.10 se abrieron las puertas de San Pío X . El millar largo de devotos y fieles de primera hora fue engrosando hasta la multitud de varios miles concentrados en la glorieta de Orfebre Cayetano González a las 12.30 cuando la Virgen buscaba entrar en la parroquia salesiana a los sones de Campanilleros . Fue vibrante por momentos. Pero porque el paso de la Virgen era capaz de derribar barreras y tender puentes. Tras los cristales o con las persianas a medio levantar se adivinaban rostros y manos que no terminaban de asomarse del todo. Desgraciadamente, los vecinos han interiorizado que es mejor no ser testigo de lo que ocurre en la calle. Sólo que está vez era un acontecimiento gozoso el que había inundado con una riada humana los barrios de las Letanías y Martínez Montañés. Pero este cronista echó de menos calor humano , ventanas abarrotadas y curiosos asomados en vez de tantos balcones cerrados. Una pareja de bomberos del cercano parque alfombró el paso de las andas en la calle Reina de los Ángeles al poco de la salida , pero hasta ese gesto quedó demasiado sofisticado, nada espontáneo, algo envarado. Y si la piedad popular es algo digno de tocar los corazones es por su espontaneidad, su patetismo (por dramático, vivencial) y el estupor que causa en quien lo ve. Los piropos de una señora mayor con el pelo desteñido de quien no puede permitirse repasarse las raíces del cabello tenían verdad dentro. Con voz ronca pedía a alguien que gritara por ella. Ya había quien lo hacía. Incluso en exceso. Pero el agradecimiento espontáneo que surgía de los labios de los vecinos del barrio era auténtico. Y los piropos a la Virgen morena que se paseaba por aquel barrio tan necesitado. La mañana de traslado sirvió para que muchos sevillanos de otras partes de la ciudad pasearán por primera vez por las Tres Mil y conocieran las carencias en equipamiento urbano, los desperfectos en la vía pública y la degradación de espacios comunes a los que hace mucho que nadie cuida. La Esperanza de Triana lo ha hecho con el mimo que las hermandades sevillanas suelen poner en cuanto hacen . Aplicando sutura espiritual como bálsamo para las heridas del alma que tantos llevan en aquella zona. Desde hoy, la Esperanza trianera es «reina y madre de las Tres Mil» como rezaba una pancarta en celeste inmaculista en la frontera entre barrios del Polígono Sur. Ahora, habrá que ver si el otro lema que habían colgado en uno de los bloques de los comerciales de la calle Luis Ortiz Muñoz se hace realidad: «El polígono Sur con su esperanza».


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