Monday 13 October 2025
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eldiario - 3 days ago

Váyanse a otro lado a abortar

Que Ayuso o el PP acudan a los falsos síndromes, a los bulos sobre el registro de objetores, a las propuestas descabelladas que tratan a las mujeres como seres incapaces de tomar sus propias decisiones, solo tiene un objetivo: obstaculizar el derecho al aborto, recortarlo de facto No se va a se alar a nadie por abortar pero tampoco por negarse a los propios diputados. Le parece poco? Pues v yanse a otro lado a abortar . De esta frase casi incomprensible que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel D az Ayuso, solt el jueves en la sesi n de control a su Gobierno, solo queda clara una cosa: Ayuso no va a garantizar el derecho al aborto en la comunidad en la que gobierna. El se alamiento del que hablaba la presidenta hace referencia a algo muy distinto, el registro de objetores al que obliga la ley y que la Comunidad de Madrid no ha implantado. Lejos de tratarse de una lista negra o de un folio lleno de nombres que cualquiera va a poder consultar, el registro est pensado para que, con confidencialidad, los hospitales puedan ordenar sus recursos y tener claro, individualmente, qu profesionales practican abortos y qui nes no. Permite a las m dicas y m dicos que as lo quieran acogerse a la objeci n de conciencia, pero tambi n sirve para que el sistema de salud garantice un derecho. De paso, busca acabar con un viejo truco: declararte objetor en la p blica pero estar dispuesto a practicarlos en la privada y sacar un dinero extra. Como suele suceder, la realidad le importa poco a Ayuso. El objetivo es embarrar y aprovechar el barro para colocar su discurso, en este caso el discurso antiderechos al que su partido se ha sumado en las ltimas semanas. Para el PP, el aborto debe aparecer como un acto causante de traumas, depresiones, suicidios o adicciones. Y el registro de objetores, como un se alamiento p blico, un ataque a la intimidad de las personas que ejercen la medicina. Si nos parece mal, dice Ayuso, pues ya podemos irnos a abortar a otra comunidad aut noma. Es cuanto menos parad jico que en la tierra de la libertad, la Comunidad de Madrid, nos manden a abortar a otro lugar. Que quien invoca con frecuencia la legalidad vigente, la Constituci n o el orden decida, en cambio, rebelarse contra la aplicaci n de una norma que busca, precisamente, asegurar el acceso a un derecho con garant as para mujeres y profesionales. Pero es que, adem s, las mujeres ya se est n yendo a otros lugares a abortar: en el caso de Madrid, a la sanidad privada. La comunidad gobernada por Ayuso es uno de los cinco territorios del pa s en el que menos del 1% de las interrupciones voluntarias de embarazos se hacen en centros p blicos. Las mujeres son derivadas sistem ticamente a las cl nicas privadas acreditadas, porque la p blica no garantiza que accedan a una intervenci n que es perfectamente legal y que est dentro de la cartera de servicios. Ah empieza el aut ntico se alamiento, el que sienten las mujeres cuando son expulsadas de los circuitos sanitarios habituales, como si esa interrupci n voluntaria de su embarazo fuera algo que esconder, que condenar, que quitarse de en medio para que no moleste. Es m s, en las inmediaciones de las cl nicas acreditadas a las que son enviadas act an grupos antiderechos que hacen pintadas de asesinas , persiguen a mujeres y profesionales, las acosan verbalmente, o forman grupos de rezo. No se va a se alar a nadie por abortar, dice Ayuso, pero no se refiere a las mujeres que han pasado y siguen pasando por este periplo para poder interrumpir su embarazo y decidir sobre su maternidad, sobre sus vidas al fin y al cabo. No se va a se alar a nadie, pero a finales de 2022 Ayuso anunci una estrategia para aumentar la natalidad que inclu a la propuesta de enlazar a mujeres embarazadas que decidieran abortar con familias adoptantes, en procesos de acogida o que se planteaban recurrir a la gestaci n subrogada para ver si as se replanteaban su decisi n. S , el se alamiento existe y es a las mujeres. Somos las mujeres las se aladas y tambi n las expulsadas, sin ning n pudor, de la sanidad p blica. Que Ayuso o el PP acudan al barro, a los falsos s ndromes, a los bulos sobre el registro de objetores, a las propuestas descabelladas que tratan a las mujeres como seres incapaces de tomar sus propias decisiones, solo tiene un objetivo: obstaculizar el derecho al aborto, recortarlo de facto.


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