abc - 12 month ago

En la sociedad de hoy en día, cada uno llevamos nuestra propia mochila llena de preocupaciones o de situaciones que no hemos sabido gestionar. Provocando un cúmulo de sensaciones tanto físicas como mentales, que se han ido escapando de nuestro propio control. En esta mochila, hemos ido metiendo cada preocupación una encima de la otra, olvidándonos de que tiene un aguante limitado y llega un momento en el que el peso provoca que se rompa. ¿Quién no ha sentido en alguna ocasión mucha tensión acumulada en una parte de su cuerpo? ¿O quien no ha sentido que en algún momento no ha sido capaz de concentrarse por tener mucha sobrecarga mental? Estas situaciones generan que seamos incapaces de continuar con nuestras actividades diarias, generándonos mucho estrés . Nos hemos encontrado sin saber que hacer con este estrés y nos hemos preguntado a menudo cómo podemos manejar el malestar que nos produce y lograr llegar a un estado relajado. Este estado lo conseguimos cuando estamos tranquilos , en reposo , sin tensión física y emocional y sin dejarnos llevar por aquellas emociones más negativas. Para poder conseguir este estado, existen algunas técnicas científicamente probadas, como son las técnicas de relajación , que nos permiten salir en cierta medida de estas situaciones. Son técnicas muy útiles, ya que tienen como objetivo principal que se genere en nosotros un equilibrio o bienestar en momentos de intranquilidad, permitiéndonos «deshacernos» de esas emociones negativas que podemos estar sintiendo, del exceso de pensamientos y somatizaciones que estas provocan. Existen distintos tipos de técnicas referentes a la relajación, en este caso os voy a explicar dos de las principales. Te recuerdo, en este sentido, que es importante estar en un lugar tranquilo y cómodo para llevarlas a cabo. En primer lugar, os presento la técnica de relajación muscular progresiva de Jacobson. Esta nos ayuda al reconocimiento de que músculos de nuestro cuerpo están tensos para poder ir destensándolos y relajándolos. Este método se divide en tres fases diferentes: 1º Fase: tensión-relajación . En esta primera fase tenemos que ir tensando y relajando diferentes grupos de músculos, pasando desde la cara, cuello y hombros hasta las piernas, durante unos 10-15 segundos. Por ejemplo, arrugando la frente y posteriormente relajándola, o flexionando hacia atrás el cuello en un primer lugar y después poniéndolo en la posición inicial lentamente. 2º Fase: repaso . Revisar mentalmente todos los músculos para comprobar que están relajados. 3º Fase: relajación mental . Tenemos que pensar e imaginarnos algo agradable, que nos guste y que disfrutemos, como música, un recuerdo, etc. En segundo lugar, te muestro las claves de la relajación autógena de Schultz en la que utilizamos tanto la visualización como la conciencia corporal para llegar a un estado de relajación. Consiste en la repetición de indicaciones en la mente para ir generando sensaciones en distintas partes de nuestro cuerpo. En un primer lugar, antes de empezar cada fase debemos repetir siempre las mismas palabras: «Estoy calmándome y relajándome»; y al finalizar utilizaremos la siguiente frase: «Estoy tranquilo y relajado». En una primera fase , intentaremos inducir una sensación de peso y para ello pasaremos por nuestros brazos y piernas, repitiendo «que están agradablemente pesados». Es importante realizarlo 6 veces por cada parte. Continuamos con la segunda fase (sensación de calor) centrándonos en las manos y los en la tercera fase en la disminución de nuestra frecuencia cardiaca diciendo «Mi corazón late tranquilo y con regularidad»; en la cuarta fase , en la respiración repitiendo «Mi respiración es pausada y rítmica»; en la quinta fase , en el estómago y a y en la sexta en el frescor que sentimos en nuestra frente. Finalizando con un recorrido por todas las partes de nuestro cuerpo, repitiéndonos: « Estoy tranquilo y relajado ». ¡Atención! Para que este tipo de técnicas resulten efectivas es importante la práctica porque puede ser que no nos salgan a la primera. Tenemos que ir paso por paso y concentrarnos en el proceso. Podremos conseguir ir soltando de nuestra mochila poco a poco esas preocupaciones o somatizaciones que nos persiguen, sin que ceda el peso de la misma.

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