Thursday 30 October 2025
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eldiario - 16 hours ago

Adaia Teruel y sus crónicas de la Barcelona sexual: “Las discotecas pueden ser más sórdidas que una mazmorra de BDSM”

La periodista propone en el libro Sexo en mi ciudad una ruta por diversos ambientes, espacios y comunidades que escapan a las prácticas tradicionales y normativasUna noche en una fiesta de swingers : “Más allá del sexo, es un juego que le da picante a la vida” La periodista Adaia Teruel (Barcelona, 1978) ha hecho del sexo su musa. Sobre l versan sus dos ltimos libros y tambi n ocupa buena parte de sus obsesiones. Despu s de Mujeres que follan (Libros del KO, 2023), acaba de publicar Sexo en mi ciudad, editado por la misma editorial. Es un recopilatorio de cr nicas sobre una Barcelona que siempre se ha jactado de ser liberal, descocada y provocativa. Todo empez un d a en que Teruel encontr un r nking en Internet que situaba a la capital catalana como la ciudad m s hot del mundo. Ese dato le impact , porque le llegaba en un momento en que, seg n ella misma reconoce, follaba poco . Ella, que se defin a como un ser sexual, que hab a hecho, visto y deseado de todo, ahora no ten a apenas sexo. Y eso la llev a querer conocer a esa nueva faceta de la ciudad y emprendi un viaje por Barcelona que la llev a clubs de swingers, fiestas de d minas, encuentros de fetichistas, manifestaciones de trabajadoras sexuales, puntos de atenci n a usuarios de chemsex o cursos de primeros auxilios pensados para sadomasoquistas. Atiende a elDiario.es en el Museo Er tico de Barcelona, uno de los primeros de Espa a y un lugar que aparece, como no pod a ser de otra manera, en el libro de Teruel. No s si es consciente de esto, pero cuando se busca su libro en Internet aparecen decenas y decenas de anuncios sexuales. [Risas] Cuando la gente me pregunta c mo se llama mi libro, siempre tengo que matizar y decir que, al lado del t tulo, pongan la palabra libro porque, si no, les va a salir porno. Y anuncios de chicas, de contacto No lo hice aposta, pero me parece divertido y acorde. Estamos en el Museo Er tico de Barcelona, un sitio en el que no hab a estado nunca hasta que escribi este libro, a pesar de que abri en 1997. Es alucinante porque es un museo en el que 9 de cada 10 visitantes son turistas. Y es curioso porque el sexo es un tema universal, como la vida o la muerte. Todas las culturas, desde los egipcios o el imperio romano, han tenido la vista muy puesta en la sexualidad. Evidentemente, el sexo no es igual que antes, pero seguimos pregunt ndonos las mismas cosas. Y, por qu los barceloneses no venimos a este museo? Es porque somos menos liberales? Qu va! Tener el puerto siempre nos ha hecho estar cerca de otras culturas. Y la frontera con Francia nos dio aire fresco durante la dictadura. Creo que el catal n es m s abierto que ciudadanos de otras partes que quedaban m s aisladas. De hecho, estamos a la par con Madrid en cuanto a n mero de clubes de intercambio de parejas o fetichistas, de eventos y fiestas sexuales. Empieza el libro dando una cifra: Barcelona es la doceava ciudad m s hot del mundo. C mo se elaboran estos r nkings? Se tienen en cuenta los clubes de intercambio, las fiestas sexuales, los eventos fetichistas Ayuda mucho que haya mucho turismo sexual, claro. Por ejemplo, se hace el Circuit y viene gente de todo el mundo y durante el Mobile World Congress sube exponencialmente el consumo de prostituci n por los congresistas internacionales, pero Barcelona es, en s misma, una ciudad muy sexual. La industria del porno nace aqu gracias a Alfonso XIII, que fue el pionero del porno espa ol. Y en Barcelona hoy se ruedan much simas pelis para adultos, llegando a desbancar a Praga, Miami o Los A ngeles. Esto es barato, hay facilidades y m s horas de luz. Y creo que la mentalidad de los catalanes tambi n favorece. No por nada hay tant simos artistas viviendo aqu . En Barcelona hay industria sexual. Pero eso significa que la gente que vive aqu es sexual tambi n? Con matices. Hay sexo, por supuesto, pero qui n lo practica? C mo? Para hablar de esto me gusta parafrasear a Foster Wallace: Puede algo ser supuestamente divertido y acabar convirti ndose en un problema? . Pues s . C mo? Por ejemplo: en Barcelona hay mucho sexo de pago. Pero no hay datos de cu ntos trabajadores y trabajadoras sexuales hay ni de cu l es su situaci n. Dejando el tema de la trata de lado, preguntas a las chicas (porque son chicas en su mayor a, aunque los putos tambi n existen) y ves a muchas madres solteras ejerciendo. Criminalizamos a las personas, pero no vemos sus circunstancias. Muchas escogen la prostituci n como trabajo porque les permite una mejor conciliaci n. Tambi n hay gente con trastornos mentales o con enfermedades cr nicas que no pueden realizar ciertos trabajos. Eso, o no les contratan. En cambio, el trabajo sexual les cuadra bien y les sirve. Es muy fácil opinar sobre el trabajo sexual sin conocerlo. Pero, si hay consentimiento, no deja de ser un empleo como cualquier otro, en el que tu cuerpo es tu fuerza de trabajo Cuando hablamos de sexo de pago, tendemos a pensar en la prostituci n, pero usted pone el foco tambi n en OnlyFans. Espa a es el quinto pa s con m s creadoras de contenido. En femenino. Mientras que el 80% de los consumidores son hombres. Yo me pregunto, este tipo de trabajo sexual, hasta qu punto nos libera? Es una patra a, porque es la precariedad la que nos empuja ah . Por eso creo que es importante que preguntemos por qu tienen que dedicarse a eso. Hay una chica que me contaba que no hab a escogido ese camino. Que le hubiera gustado dedicarse a la m sica, pero que su familia no ten a posibles. Y ser puta le hab a dado dinero y tiempo para poder hacer m sica. Es muy f cil opinar sobre el trabajo sexual sin conocerlo. Pero, al final, si hay consentimiento, no deja de ser un empleo como cualquier otro, en el que tu cuerpo es tu fuerza de trabajo. Lo nico que piden es poder cotizar, tener bajas o derecho a vacaciones. Est bamos hablando de si Barcelona era una ciudad sexual y hemos acabado hablando de prostituci n y del trabajo sexual por necesidad. Pero todav a no hemos ahondado en el placer ni en el disfrute. Por qu tendemos a irnos siempre a lo negativo cuando hablamos de sexo? Estamos en una sociedad hipersexualizada y hablamos de sexo todo el d a, pero cuando se trata de abordar la intimidad, seguimos teniendo culpa, verg enza y secretos. Por eso nos gusta m s opinar del resto que de nosotros. En el libro intenta desmontar ese secretismo y se va a conocer espacios y comunidades de las que se habla poco, como por ejemplo los fetichistas. Es dif cil dar cifras, pero una sex loga me dec a que alrededor del 20% de la gente tiene fantas as fetichistas. Otra cosa es que las lleven a la pr ctica. Por qu ? Pues por miedo a ser juzgados y al desconocimiento. Y eso es algo que nos afecta mucho a las mujeres. Todav a hay muchas que confunden vagina con vulva o que no llegan al orgasmo porque no consiguen dejarse llevar. Nos pesa la cantidad de sexo que tenemos. Es demasiado o demasiado poco? Tambi n nos altera la cantidad de gente con la que fo nos preocupan las infidelidades y nos asusta la no monogamia, aunque la mayor a de gente reconoce que, si tuvieran la seguridad de que nunca les pillar an, ser an infieles. Y todo esto por qu ? Porque nunca nos hemos sentado a hablar sinceramente de qu deseamos de verdad. Siempre nos han dicho cómo tiene que ser el sexo, las relaciones y el deseo. Y ¿quién nos lo ha dicho? Los hombres blancos, heteros y cis El deseo nos viene impuesto? Siempre nos han dicho c mo tiene que ser el sexo, las relaciones y el deseo. Y qui n nos lo ha dicho? Los hombres blancos, heteros y cis. En cambio, las mujeres, homosexuales, transexuales, quienes practican sexualidades alternativas, quedamos demonizados. Y eso lo arrastramos en much simos aspectos de nuestra vida. Acaba el libro diciendo que el deseo est en crisis. Por qu ? Es curioso, porque cuando empec a escribirlo me pregunt si pod a escribir de sexo siendo que yo me encontraba en un momento de mi vida en que follaba poco. Entonces, investigu y me encontr con que hay una crisis de sexo en todo el mundo. Todos follamos menos. Hay muchas causas: desde las apps, el feminismo o la precariedad. Si tienes problemas para llegar a final de mes, no tienes ganas de follar. El sexo no es s lo f sico, tiene mucho que ver con nuestra ideolog a y situaci n social y econ mica. Dice que el feminismo nos hace tener menos sexo? Bueno, hay muchas mujeres que ya no creen en el amor rom ntico y no est n dispuestas a aceptar a cualquier hombre. Tienen su vida, su carrera y sus amigas. Y si la pareja sexual encaja en eso, bien. Si no, fuera. Ya no compensa ir a una discoteca y follar con un chico borracho que lo hace contigo como podr a hacerlo con cualquier otra. Tambi n nos casamos menos y nos divorciamos m s. Y luego hay otra cosa no menos importante: somos m s inseguros. Y eso te lo llevas a la cama. C mo vas a desnudarte literal y metaf ricamente delante de otro si no te sientes bien? Adaia Teruel, autora de Sexo en mi ciudad , durante la entrevista con elDiario.es De hecho, le dedica una parte del libro a personas que usan el sexo para llenar un vac o emocional. A d nde nos conduce eso? Cuando era joven, follaba a lo loco. Pero en el fondo, lo que buscaba era validaci n. Ten a un cuerpo normativo y me era f cil ligar, pero despu s de esos polvos me quedaba igual o peor que antes. Pero eso lo s en ese momento te da un chute de autoestima. A veces, usamos el sexo igual que la comida o las compras: para llenar un vac o. El sexo va m s all de bajarse Tinder y echar un polvo r pido. Quienes han pasado por esa instrumentalizaci n del sexo, se pueden reconciliar con l? Yo tengo una edad, estoy casi premenop usica, tengo dos hijos, una rutina y un trabajo. Y, claro, lleg un momento en que casi no ten a sexo. Pues un sex logo me recomend que buscara un momento para mi pareja. A m me parec a aburrido y poco espont neo, pero si tengo dos tardes reservadas para ir al gimnasio y otra para ver a mis amigas, por qu no reservar una para mi pareja? No siempre tiene que haber se trata de buscar la complicidad, la risa y esa conexi n que se puede haber perdido. El primer d a no fui capaz de correrme y mira que tengo facilidad para eso. La cosa es que, como hab amos quedado, pensaba que era casi sexo por obligaci n y eso me presionaba. Pero se me pas y ahora quedamos siempre los viernes, sin ni os, sin trabajo y tengo orgasmos maravillosos. Es un ritual fant stico que, ojo, no siempre acaba en sexo. Y para las personas solteras? Pues tienen que reconciliarse consigo mismas. Sobre todo nosotras. Porque todav a hay mujeres que no saben o no pueden tocarse, que no se permiten fantasear ni dejarse llevar. Y no hay que olvidar que el sexo con uno mismo es sexo. Y es maravilloso. Eso es lo que les digo a mis hijos cuando me preguntan. Lo que más me sorprendió fue ir a un evento fetichista. La gente se piensa que ahí hay orgías y, aunque puede haberlas, era en realidad un lugar para que la gente pudiera lucir sus trajes Para escribir el libro, usted se pasea por un mont n de realidades y filias que son, en general, desconocidas. Hay alguna que la sorprendiera particularmente? Las conoc a todas. Algunas tambi n las hab a vivido, como los clubs de swingers, pero otras muchas nunca las hab a practicado, como el bondage. Creo que lo que m s me sorprendi , positivamente, fue ir a un evento fetichista. La gente se piensa que ah hay org as y, aunque puede haberlas, era en realidad un lugar para que la gente pudiera lucir sus trajes y encontrarse con sus iguales sin miedo a ser juzgado. Fue fant stico, era un d a especial. Pensar qu me iba a poner, escoger un arn s con sus medias y sus complementos. Era como que la fantas a volv a a mi vida, sobre todo cuando la gente se acercaba a elogiar mi outfit. Fue fant stico y no hubo nada de sexo. Bueno, es que era la nica mujer en un ambiente copado principalmente por el colectivo gay. Hist ricamente, es cierto que los fetichismos han sido un gueto de homosexuales, pero el chico que organiza estas fiestas en Barcelona quiere abrirse a todo tipo de gente. Porque, aunque yo fuera la nica mujer, me sent s per a gusto y bien recibida. Luego estuvo en otra fiesta en la que las riendas las llevaban las mujeres. Ui, s ! La fiesta de dominaci n fue divertid sima. Nunca hab a estado en un club BDSM. Toda esa parafernalia tipo mazmorra y castillo medieval era genial, pero lo m s interesante fue ver la din mica de juego entre unos hombres sumisos y unas mujeres dominantes. Fue muy divertido y nada sucio ni s rdido. Era un pacto entre personas adultas que, por un momento, dejan fuera a los ni os, las facturas, el trabajo y el problema con el jefe. Lo que vi all era gente que se permiti quitarse la m scara que todos llevamos. Y, en ning n momento presenci nada que me molestara o me pareciera excesivo. Nada de asfixias fuertes, ni sangre. Hab a cachetadas, obviamente, pero era m s bien un juego psicol gico. Y no s lo psicol gico porque, si no recuerdo mal, a usted en esa fiesta una d mina le ense c mo aplastar un pene con el zapato... Ay, s ! [R e, mientras se tapa la cara con las manos] Me tuve que hacer pasar por d mina, porque las mujeres sab an que era periodista, pero los sumisos no. Y me cost mucho Recuerdo que, al principio de la sesi n, ellos se ponen de rodillas frente a nosotras y, despu s de explicar sus roles y l mites, se les ordena que nos chupen los zapatos. A m eso me daba mucha cosa y las d minas se dieron cuenta, as que una de ellas se burl . Y eso s que no. Entonces me vine arriba y le puse mi bota Dr. Martens enfrente a un tipo que estuvo no s cuanto rato chupando con una pasi n espectacular. Fue muy curioso ver c mo ellos obten an placer de esta sumisi n. Siempre que hablamos de sexo pensamos en genitales, pero usted habla de muchas pr cticas en las que estos rganos no entran en juego. Tambi n solemos pensar en el placer, pero hay quien se excita a trav s del dolor. Es algo que me gustar a entender, pero me cuesta porque a m , personalmente, no me excita que me infrinjan dolor. Fui a un taller de primeros auxilios y me encontr a gente muy culta y muy le da que pod a tener debates que la mayor a de gente a pie de calle no podr a sostener. Por eso me molesta mucho cuando la gente se refiere a ellos como locos o enfermos. Lo que ves son muchos motivos diferentes: gente que desconecta a trav s del dolor, otros que sienten placer y algunos que lo relacionan m s con cuestiones m sticas. Hay gente que no necesitan una dómina, sino otro profesional, ya sea un psiquiatra o un psicólogo. Partiendo de la base de que cualquier pr ctica es v lida mientras haya consentimiento y l mites, hasta qu punto se elige libremente? Me remito al principio de la entrevista, cuando hablamos de la b squeda de validaci n a trav s del sexo. En qu casos la b squeda de la sumisi n o el dolor es genuina y en qu casos oculta problemas emocionales? La frontera entre fetiche y problema se cruza si se trata de algo que condiciona seriamente tu d a a d a. Un ejemplo: a ti te excita la ropa interior. Es fant stico, siempre que puedas mantener relaciones sin que unas bragas tengan un papel imprescindible o sin que ese deseo te condicione. Si s lo encuentras placer y excitaci n mediante eso o si pones en peligro tu estabilidad porque, pongamos, le robas las bragas a la vecina, entonces s tienes un problema. Y eso es algo que la gente que practica BDSM [siglas de Bondage, Dominaci n, Sadismo y Masoquismo] tiene muy claro. Se niegan siempre a practicar con gente que no est bien. Las d minas hacen unos tests que flipar as para saber el nivel de sus sumisos, pero tambi n sus motivaciones o l mites. Y si ven algo que no les cuadre, no los aceptan. Hay gente que no necesita una d mina, sino otro profesional, ya sea un psiquiatra o un psic logo. Si tienes un problema tal que la nica manera de sentirte mejor pasa por el dolor extremo o la sumisi n, es que algo no va bien. La gente de este mundillo sabe que para poder jugar y dar consentimiento, tienes que estar bien. Si no, ya no es un juego. Ha visitado un mont n de lugares y ha conocido pr cticas que no son lo suyo y no practicar jam s. Qu ha sacado en claro? Que todos somos distintos y ah est la gracia. Y que ir a estos sitios, aunque no hagas nada, ya tiene un punto de excitante. Pensar en que vas a ir a un sitio nuevo, idear qu te vas a poner, ver cosas que no hab as visto antes La gente se piensa que son lugares supers rdidos y que se folla siempre. Pero no es as , puedes ir y no tener sexo. Puedes ver y aprender y eso que te llevas a casa. Pero, sobre todo, destacar a que son lugares en los que te vas a sentir a gusto. Porque, de entrada, quien va es gente con la que puedes tener muchas cosas en com n en cuanto a lo que sexualidad se refiere. Los l mites est n m s claros, no se juzgan los deseos de nadie y nadie te obliga a nada. Y eso no se puede decir de muchas discotecas, que pueden llegar a ser m s s rdidas que una mazmorra de BDSM. Qu es para usted el sexo? Sigo d ndole vueltas. Pero lo que s te puedo decir es que con este libro le he perdido el miedo a lo que est por venir. Yo me defin a como una persona sexual y estaba preocupada porque ve a que se me acercaba esa etapa en la que nos dicen que la mujer deja de ser objeto de deseo. Pero ahora he entendido que la sexualidad est desde que naces hasta que mueres, pasando por diferentes etapas. No s qu vendr ahora, pero estoy tranquila. S que no me tengo que preguntar si follo poco, mucho, bien o mal y s que no tengo el mismo sexo que cuando ten a 20 a os, pero porque no soy la misma que cuando ten a 20 a os. Poder hablar con toda esta gente que vive la sexualidad de manera diversa y sin complejos, gente mayor, prostitutas, sumisos y d minas, parejas abiertas Ellos me han hecho ver que, venga lo que venga, lo surfearemos.


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