Monday 3 November 2025
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abc - 5 days ago

Ceguera nocturna: ¿qué es y cómo afecta a la conducción?

El reciente cambio de horario, sumado a la progresiva disminución de las horas de luz natural conforme se avanza hacia el invierno, está incrementando la conducción nocturna y, con ella, las dificultades al volante. De hecho, un 60% de los españoles reconoce tener dificultades visuales al circular de noche, según el Estudio de la Visión en España 2025 de Clínica Baviera. Los expertos advierten que esta circunstancia, combinada con el hecho de que el cambio de hora afecta al sueño e incrementa la fatiga y la somnolencia, puede elevar el riesgo de incidentes. Por ello los oftalmólogos recomiendan seguir una serie de pautas para proteger la visión en condiciones de escasa iluminación. La visión nocturna, o visión escotópica, es la capacidad natural del ser humano para ver en entornos con poca luz, y presenta limitaciones inherentes. En estas condiciones, se reduce la percepción del color —distinguiéndose prácticamente en blanco, gris y negro—, disminuye la agudeza visual, la visión central se vuelve menos nítida y se perciben mejor los objetos en movimiento que los estáticos. El doctor Fernando Llovet, oftalmólogo cofundador de Clínica Baviera, explica que «todas estas limitaciones hacen que, al conducir de noche, cualquier pequeño defecto visual no corregido aumente y pueda incrementar el riesgo de sufrir un accidente». Por este motivo, el experto subraya la importancia de revisar la vista periódicamente y utilizar la corrección óptica adecuada antes de conducir con poca luz. La Dirección General de Tráfico (DGT) advierte que la capacidad visual puede reducirse hasta un 20% por la noche, provocando alteraciones en la percepción de distancias y en el campo visual. Las dificultades visuales se acentúan en personas con defectos o patologías oculares. Quienes más problemas presentan para conducir de noche son aquellos con enfermedades de retina, cataratas, miopía o astigmatismo. No obstante, las dificultades también pueden afectar a personas sin un diagnóstico visual previo, que experimentan problemas para ver correctamente en ambientes con poca luz. El doctor Llovet detalla que, en estas situaciones, los ojos deben adaptarse a un entorno extremo para el que el sistema visual de algunos individuos no está preparado, lo que puede derivar en lo que se conoce como ceguera nocturna o nictalopía. En caso de sospecha, se recomienda acudir al oftalmólogo para una exploración y tratamiento. Además, existe el fenómeno de la llamada miopía nocturna, cuyo origen no se conoce con exactitud, pero se cree que se debe a un esfuerzo de acomodación del cristalino en condiciones de baja iluminación al intentar enfocar objetos lejanos. «El principal síntoma de la miopía nocturna es que el paciente ve bien a distancias cortas, pero tiene dificultades para enfocar objetos lejanos en entornos oscuros», aclara Llovet. Este fenómeno puede afectar tanto a personas con problemas refractivos como a aquellas con visión normal, que «durante la noche se vuelven miopes y son incapaces de ver con nitidez los objetos lejanos». Para su corrección, se suele optar por el uso de gafas o lentes de contacto adecuadas para la conducción en estas situaciones.


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