Friday 7 November 2025
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eldiario - 2 days ago

Arturo Pomar, el Mozart del ajedrez que usó Franco para sacar a la dictadura del aislamiento

El estreno de un documental vuelve a poner en el foco la vida de un gran maestro que, en plena posguerra y con apenas quince años, fue el deportista más famoso de España. Olvidado por el régimen, compaginó después torneos internacionales y trabajó en Correos para sacar adelante a su familiaLo que hay detrás de la inesperada muerte de Daniel Naroditsky a los 29 años: de niño prodigio del ajedrez a acusaciones de trampas De adulto era como un ni o grande y cuando fue ni o tuvo vida de adulto . El cineasta Joan Gamero pone palabras al cartel del documental que estren hace unas semanas: El petit pe (Minimal Films y La Perif rica). A ambos lados del t tulo aparecen fotograf as. En la izquierda, un chico: la mano derecha apoyada en la barbilla, la raya al lado, la mirada fija en sesenta y cuatro casillas blancas y negras. En la derecha, un hombre: los brazos apoyados sobre la mesa, un cr neo despejado, la mirada fija en sesenta y cuatro casillas blancas y negras. Separada por unas d cadas de diferencia, se trata de la misma persona: Arturo Pomar. El propietario de una vida atravesada por su naturalidad para jugar al ajedrez. Un talento innato y descomunal. El primero, tambi n, de la lista de juguetes rotos que acumul la dictadura franquista. Un r gimen que lo utiliz como soldado en el tablero de la geopol tica para olvidarlo despu s en plena batalla. Aunque guarde muchos paralelismos con las historias de Jos Jim nez Fern ndez (Joselito) o Josefa Flores Gonz lez (Marisol), la de Arturito no termina con la estrella infantil enganchada a las drogas o desapareciendo sin condiciones de la escena p blica. Si acaso, la madurez de Pomar se parecer a a la de Pablito Calvo el protagonista de Marcelino, pan y vino , que tuvo que inventarse un oficio, ingeniero industrial, y, luego, promotor inmobiliario, lejos de los rodajes porque su cara adolescente no vend a lo mismo que su rostro de ni o. Pero con una diferencia sustancial. El ajedrecista trabaj como funcionario de Correos no para dejar de ser ajedrecista, sino para ganar el dinero suficiente que le permitiera seguir compitiendo. Como apunta Jeroni Bergas Ferriol, el bi grafo que m s profundamente ha estudiado la vida de Pomar y una de las voces que se escuchan en El petit pe , el Arturo de treinta y un a os que hizo tablas con Bobby Fischer en la que quiz s sea su partida m s famosa (Estocolmo, 1962) jugaba mucho mejor que el Arturito de quince a os al que Francisco Franco impuso la Gran Cruz de Alfonso D cimo el Sabio (El Pardo, 1946). Y, sin embargo, si en algo coinciden quienes han tratado de reconstruir la biograf a de Pomar es que el ni o prodigio de los cuarenta fue un ancla que impidi llegar m s lejos. La mecha de la esquizofrenia que padeci justo al alcanzar la plenitud. Pose característica durante una partida de la infancia: allí donde jugaba Arturito Pomar había una cámara para retratarlo. Una luci rnaga para iluminar la posguerra Arturo Pomar Salamanca nace en Palma el 1 de septiembre de 1931. Se cr a en Santa Catalina una de las zonas m s turistificadas de la ciudad actualmente era entonces un barrio de clase trabajadora, de pescadores y marineros ; en una familia xueta descendientes de los jud os mallorquines convertidos al cristi en aquel momento, una comunidad que segu a sufriendo discriminaci n y ataques verbales y f sicos , de extracci n humilde, pero con negocio propio una tienda de oro en el centro de la ciudad y afici n por el ajedrez. De las partidas que enfrentaban a su abuelo con su padre, el peque o no s lo aprende a mover las piezas. Descubre el juego en toda su dimensi n, descifra c digos, bucea en un lenguaje, traslada su mente al tablero. Cuando acabe la Guerra Civil y el ni o tenga ocho a os y pico su mente pasar a estar ocupada por una cuesti n: c mo darle jaque mate al rey del rival. Los cuarenta son fren ticos para Arturo Pomar. De alguna forma, explican el resto de su existencia. La empieza, con once a os, causando euforia entre los ajedrecistas que se reun an en el Caf del Born en pleno centro burgu s de Palma y la termina, con dieciocho, y ndose por su cuenta y riesgo de gira americana: Argentina, M xico, Cuba, Estados Unidos y una sanci n de la dictadura, que deja de mimarlo. Mientras Joselito, Marisol y Pablo Calvo vienen al mundo, el ni o ajedrecista es tan famoso como lo ser n ellos antes o despu s de hacer la comuni n. Al cineasta Gamero le gusta definir a su personaje como un Rafa Nadal del ajedrez, un mallorqu n universal . Raz n no le falta. Con la aparici n de Pomar y el f tbol tocado y casi hundido por los efectos de la Guerra Civil campos destruidos, futbolistas exiliados, directivos ases tardar casi una d cada en recuperarse cuando Zarra, Kubala, Di St fano y compa a evidencien que es m s f cil de celebrar un gol que una apertura siciliana , el ajedrez se convierte en un espect culo muy popular. Tanto como la tauromaquia o el boxeo. Mientras Joselito y Marisol vienen al mundo, Arturo Pomar es tan famoso como lo serán ellos. Con la aparición del niño ajedrecista y el fútbol tocado y casi hundido por los efectos de la Guerra Civil, el ajedrez se convierte en un espectáculo muy popular. Tanto como la tauromaquia o el boxeo Avisados por sus compa eros de armas mallorquines, los militares que controlan el Consejo Superior de Deportes ven, por tanto, una luci rnaga en aquel renacuajo que acaba de conseguir el subcampeonato provincial derrotando a jugadores adultos. La guerra sin muertos que libra Arturo Pomar puede iluminar una posguerra entre la resistencia del maqui, c rceles repletas de presos pol ticos, fosas comunes a n frescas, cortes de suministros y una dieta basada en los gramos que indicaba la cartilla de racionamiento. Los primeros gobiernos franquistas caminan por la cuerda floja de la neutralidad para no volver a entrar en guerra y, como castigo, las potencias aliadas ningunean a los militares que dieron el golpe de Estado del 36. Al ni o le conceden privilegios porque lo necesitan: es el Mozart del ajedrez , como le llama la prensa, quien rompe el aislamiento participando en un torneo que se celebra en Londres, precisamente para celebrar la victoria brit nica en la II Guerra Mundial. Esa invitaci n provoca el boicot de los ajedrecistas sovi ticos y mucho m s. El ni o Pomar desaf a con solvencia a grandes maestros. Deslumbra a los cronistas de The Times. Los Duques de Alba le regalan veinticinco libras como premio. Franco se anima a recibirlo. El Marca le dedica portada tras portada. Aquel chaval es tan conocido que buena parte del pa s sabe que como mascota tiene un perro llamado Alfil. Al niño le conceden privilegios porque lo necesitan: es el Mozart del ajedrez , como le llama la prensa, quien rompe el aislamiento participando en un torneo que se celebra en Londres, precisamente para celebrar la victoria británica en la II Guerra Mundial La Federaci n Espa ola de Ajedrez le realiza un test psicot cnico, que lo declara apto para convertirse en profesional antes de alcanzar la mayor a de edad. Una prueba, al parecer, mucho m s laxa que las que utilizaba entonces la Uni n Sovi tica el mayor vivero de ajedrecistas del mundo para decidir si promocionaba o a n no a sus promesas. Nadie quiere que aquella m quina de fabricar prestigio internacional y billetes se detenga. Tampoco los padres de un chico que hoy ser a calificado de altas capacidades y, me supongo que, asperger , dice Gamero. La adolescencia de Pomar circulaba por otros cauces. En 1944 pasa de cursar el Bachillerato en el Monti-sion palmesano a hacerlo en el Areneros madrile o, uno de los grandes internados que los jesuitas gestionaban en la capital espa ola. Lleg un momento en el que, si quer a seguir mejorando, ten a que irse a Madrid. Ahora, con la posibilidad de jugar a ajedrez por internet, eso quiz s no pasar a, pero curiosamente, al jugar tant simas simult neas, y enfrentarse casi siempre a jugadores peores o mucho peores que l, no pudo desarrollar probablemente todo su potencial , dice Gamero. Foto del joven ajedrecista Arturo Pomar con la selección nacional. La fama le hab a convertido en una atracci n de la que sacar r dito. Le trataron como un mono de feria y, aunque recibi clases de Alexander Alekhin, todo un campe n mundial con el que hizo tablas una partida en el Torneo de Gij n, unas lecciones que le sirvieron mucho porque Arturo Pomar le admiraba, no le pusieron un profesor para que desarrollara las ideas ajedrec sticas que ten a en la cabeza , resume el bi grafo Bergas. Un a o antes de su mudanza a Madrid, la propaganda franquista ya le hab a dedicado un No-Do Arturito Pomar tiene once a os y es aparentemente un ni o como los dem s. Un ni o que monta en bicicleta y juega con los otros chicos. Adquiere con entusiasmo la prensa infantil que corresponde a su edad. En la tienda de juguetes se encuentra en su aut ntico elemento y quisiera llev rsela toda a casa. Sin embargo, este ni o es un maravilloso jugador de ajedrez que termina pronosticando su futuro: Confiemos que con el tiempo ser un verdadero Capablanca . Le trataron como un mono de feria y, aunque recibió clases de Alexander Alekhin, todo un campeón mundial con el que hizo tablas una partida en el Torneo de Gijón, unas lecciones que le sirvieron mucho porque Arturo Pomar le admiraba, no le pusieron un profesor para que desarrollara las ideas ajedrecísticas que tenía en la cabeza Jeroni Bergas — Biógrafo Conseguir el mallorqu n emular al ajedrecista cubano de ra ces catalanas, otro torbellino precoz? No, porque nunca estuvo cerca de ser campe n mundial y Jos Ra l Capablanca Graupera retuvo el t tulo seis a os (1921-1927), pero el paralelismo es evidente, seg n Jeroni Bergas, con un ajedrecista contempor neo: A Faustino Oro , un ni o argentino que va camino de ser gran maestro y se convirti , en septiembre, en el propietario de la cualificaci n m s alta para un jugador sub 12, deber an cuidarle y no exponerle tanto porque si no ser inevitable que su crecimiento psicol gico no sea el de un adolescente normal y eso pasa factura . Deber a haber l mites m s claros para competir , a ade. window.marfeel.cmd.push([ multimedia , function(multimedia) { multimedia.initializeItem( yt-RGoudffOYDs-5661 , youtube , RGoudffOYDs , document.getElementById( yt-RGoudffOYDs-5661 )); }]); Carme P rez, la maestra de ajedrez Eduard Pomar i P rez habla un catal n barcelon s que, de vez en cuando, cuela un verbo, una palabra, un fonema t picos del valenciano. El nico de los siete hijos del ajedrecista mallorqu n que sigue jugando torneos a nivel aficionado se cri , junto a sus hermanos, en Sant Cugat del Vall s, pero vive en Ll ria. Y, adem s, les educ una mujer nacida en Manuel, un pueblo situado al sur de la Ribera Baixa valenciana: Carme P rez Gosalbes, la hermana de un ajedrecista que compet a con Pomar y que, igual que su cu ado, tambi n se convirti en cartero. Arturo Pomar aparece en la foto durante la simultanea ante cincuenta tableros organizada por Educación y Descanso y en la que como jugadores oponentes tuvo a productores de varias empresas barcelonesas. Mi padre no era una persona totalmente herm tica. Le gustaba contar cuando fue a Am rica o sus partidas contra jugadores fort simos como [Miguel] Najdorf o [Svetozar] Gligori , pero, curiosamente, fue nuestra madre quien ense a jugar a ajedrez a Joan, el l era el que m s talento ten a, y quien le ense a la siguiente hermana, Esperan a. No s si nuestro padre no ten a inter s por ense arnos o pensaba que no jug bamos lo suficientemente bien. Rememora Eduard Pomar. Como la ropa que se heredaba en aquellas familias kilom tricas del Desarrollismo, el ajedrez fue pasando entre los cuatro hijos y tres hijas que Arturo y Carme tuvieron en apenas diez a os: En casa se montaban competiciones . Una imitaci n infantil de los torneos internacionales a los que, durante los sesenta, todav a segu a viajando un Pomar ya orillado por el r gimen, pero que se mantuvo hasta finales de los setenta como el mejor jugador espa ol. Mi padre no era una persona totalmente hermética. Le gustaba contar cuando fue a América o sus partidas contra jugadores fortísimos como [Miguel] Najdorf o [Svetozar] Gligorić, pero, curiosamente, fue nuestra madre quien enseñó a jugar a ajedrez a Joan, el mayor Eduard Pomar — Hijo de Arturo Pomar En los cincuenta, mientras transita la veintena, no cae en el anonimato, pero s deja de ser el deportista espa ol m s conocido. Algo que no mengu sus aspiraciones y, aunque bajaron sus ganancias, sin hacerse rico, pudo mantenerse gracias al sueldo que cobraba como jugador de la secci n de ajedrez del Real Madrid, extinta en los setenta. Sin lujos y compaginando los torneos serios con las simult neas que se organizaban en el front n Fiesta Alegre. Con todo, consigui un ELO de 2.655 puntos, gan siete veces el campeonato nacional, se qued a las puertas de ser uno de los mejores veinte ajedrecistas del mundo. Hasta que Anatoli Karpov le barri en una partida disputada en Gran Canaria en 1977 , Arturo Pomar fue un habitual en los principales torneos que se jugaban en Espa a. Su nombre fue uno de los primeros no sovi ticos que conoc a trav s de textos sobre ajedrez. Hoy no ha estado acertado, pero nadie duda de su talento cuando est en forma , dijo el ruso, ya entonces campe n mundial. Arturo Pomar fue uno de los primeros no soviéticos que conocí a través de textos sobre ajedrez. Hoy no ha estado acertado, pero nadie duda de su talento cuando está en forma Anatoli Karpov — Ajedrecista y campeón mundial 1962 fue su c nit y, a la vez, su condena. Pomar hab a ganado dos a os antes el Zonal de Madrid y consigue llegar hasta el Interzonal, el torneo que selecciona a seis de los ocho jugadores que se enfrentar n en las eliminatorias que deber n definir al aspirante al t tulo. Entonces, el defensor de la corona era Mijail Botv nnik. De origen sovi tico, como todos los ajedrecistas Petrosi n, Tal, Smyslov, Spasski, Korchn i, Kasparov, Karpov que se midieron en todas las finales mundiales disputadas entre 1951 y 1993, con la excepci n de Fischer. El ajedrez era uno de los mejores cohetes de la hoz y el martillo durante la Guerra Fr a y, tambi n, una raz n de peso para marginar y obligar al exilio a quien no gozaba del favor del Comit Central del Partido Comunista. Un caso clar simo fue Alekhin. Al t tem al que alucin la inteligencia de Arturito se lo encontraron muerto con la mesa puesta tras el almuerzo y frente a un tablero de ajedrez en su refugio de Estoril. Enfrentado con los bolcheviques, llevaba veinticinco a os en el exilio y representaba a Francia en las competiciones. Poco despu s de su fallecimiento nunca esclarecido deb a retar a Botv nnik para recuperar el cetro que consigui por primera vez en 1927 venciendo, precisamente, a Capablanca. Retrato del ajedrecista en 1962. El ajedrez era uno de los mejores cohetes de la hoz y el martillo durante la Guerra Fría y, también, una razón de peso para marginar –y obligar al exilio– a quien no gozaba del favor del Comité Central del Partido Comunista Solo ante el peligro en Estocolmo Pese al dominio de la URSS, el desenlace habr a sido quiz s distinto para Pomar si hubiera llegado a Estocolmo bajo bandera estadounidense. Cuando viaj por Am rica a finales de los cuarenta, los yanquis (antes de descubrir al fen meno Fischer y moldearlo para que destronara al poder sovi tico), al mallorqu n le ofrecieron la nacionalidad, que rechaz , igual que la mexicana. Compareci , por tanto, en el Interzonal sueco como espa ol, sin analistas ni ayudantes, ni tampoco confesores emocionales. Solo ante el peligro en una poca donde las partidas se aplazaban cuando ca a el sol y se reiniciaban al d a siguiente. En la habitaci n de su hotel, el mallorqu n pas varias noches en vela. Analizando movimientos y variantes, exprimiendo el zumo de su coeficiente intelectual, confiado en estirar los duelos para, con el juego de peones que tan bien dominaba era su sello ganar a su adversario. Ese sobreesfuerzo, m s la acumulaci n de simult neas que hab a jugado de ni o, le provocaron el primer brote de esquizofrenia. Lo sufri durante aquel torneo. A nivel deportivo fue una pena porque le hizo caer de la sexta a la und cima plaza y no clasificarse y, a nivel personal, claro, marcar a el resto de su vida, empezando por un envejecimiento prematuro. Dice Joan Gamero. Al hilo, Jeroni Bergas recuerda que el ajedrez es una de las actividades m s adictivas que puedan existir . Desde que se juega por internet, m s , dice el bi grafo. Hay que saber dosificarse y organizar el tiempo porque, si no, supone un desaf o mental que te devora. Ram n y Cajal nos puede servir como ejemplo: l mismo dec a que dej de jugar a los veintipico para poder dedicarse a la investigaci n cient fica , a ade. La muerte, el pasado 19 de octubre, del gran maestro Daniel Nadya Narodistky estadounidense, hijo de jud os sovi ticos , que se investiga como un posible suicidio o sobredosis, despu s de las insinuaciones que durante un a o ha escampado el excampe n mundial ruso Vladimir Kramnik acus ndole de hacer trampas, ha vuelto a situar el binomio ajedrez-salud mental en las portadas de los peri dicos. Hace medio siglo era, en cambio, un tab . El sobreesfuerzo, más la acumulación de simultáneas que había jugado de niño, le provocaron el primer brote de esquizofrenia. Lo sufrió durante un torneo en Estocolmo. A nivel deportivo fue una pena porque le hizo caer de la sexta a la undécima plaza y no clasificarse y, a nivel personal, claro, marcaría el resto de su vida, empezando por un envejecimiento prematuro Joan Gamero — Cineasta El ajedrecista Arturo Pomar se enfrenta en 1973 a Wolfgang Uhlmann en una de las partidas disputadas en el Torneo Internacional de Ajedrez, celebrado en el hotel Castellana El gran maestro español de ajedrez, en el centro de la foto, en un momento de las partidas del VIII Open internacional Ciudad de San Sebastián. Los efectos de la esquizofrenia Adem s del primog nito ya fallecido son los otros cuatro hijos que m s relaci n guardan con el ajedrez quienes decidieron participar en el documental de Joan Gamero. Sus testimonios y recuerdos se entremezclan con los de reputados jugadores como Miguel Illescas o Paco Vallejo y con los de expertos como Leontxo Garc a, el periodista que lleva escribiendo cr nicas y an lisis ajedrec sticos en El Pa s desde el primero de los pulsos Karpov-Kasparov. Fue durante una partida , dice el cineasta, con Consol, hermana de Eduard y amiga desde hace a os, cuando empez a contarme la intrahistoria familiar y yo empec a pensar que ah hab a un documental . Es la primera vez que los hijos hablamos de nuestro padre , dice Eduad Pomar, que contin a: Nosotros, siendo ni os o adolescentes, no sab amos qu le suced a. De las enfermedades mentales se empez a hablar abiertamente hace cuatro d as. Mi madre fue quien m s lo sufri porque del ajedrez no se pod a vivir y menos una familia tan numerosa como la nuestra. Eso provoc que primero l y luego tambi n ella se pusieran a trabajar en Correos. Mi padre no pudo dedicarse todo lo que hubiera querido al ajedrez. En otro pa s, seguramente, no habr a tenido esa dificultad . Nosotros, siendo niños o adolescentes, no sabíamos qué le sucedía. De las enfermedades mentales se empezó a hablar abiertamente hace cuatro días. Mi madre fue quien más lo sufrió porque del ajedrez no se podía vivir. Eso provocó que primero él y luego también ella se pusieran a trabajar en Correos. Mi padre no pudo dedicarse todo lo que hubiera querido al ajedrez. En otro país, seguramente, no habría tenido esa dificultad Eduard Pomar — Hijo de Arturo Pomar Entre medias, Carme P rez le acompa durante un par de temporadas, a finales de los sesenta. La mujer de Arturo Pomar fue algo m s que una asistente para su marido. Una an cdota que explica que aquel gran ajedrecista no supiera moverse solo por el mundo es que, cuando se marchaba de una ciudad, abandonaba la maleta en el hotel y, al llegar al destino, ten a que comprarse ropa nueva , explica Gamero. Un s ntoma de su trastorno que tampoco contribuy a que el dinero que ingresaba ganando torneos importantes por dos veces, por ejemplo, el Internacional de Alicante cundiera para llegar a final de mes sin fichar en las oficinas de Correos en las que trabaj : Ciempozuelos, en Madrid, y, despu s, Esplugues de Llobregat antes de trasladarse al centro de Barcelona. Cuatro de los siete hermanos Pomar Pérez, en una imagen del documental de Joan Gamero: Eduard y Consol se enfrentan al ajedrez mientras, al fondo del plano, Adolf y José Luis charlan sentados en el banco. Desde ni o lo hab an tenido entre algodones. Quiz s sea la raz n de que se sintiera tan c modo con las lites cuando fue alguien [como queda claro en varias entrevistas que le hicieron, ya hexagenario y dedicado al ajedrez de clubes de barrio, y que ha recopilado Jeroni Bergas] bastante modesto porque nunca se quej ni pidi nada p blicamente , razona el cineasta sobre un personaje al que, ya completamente fuera del escaparate medi tico, fue a buscar el escritor Josep Pla para que le diera apoyo cuando intent presentarse, al final de sus d as, a la presidencia del FC Barcelona o con el que Enrique Tierno Galv n jug una partida, en p blico, de ajedrez cuando ya le hab an elegido alcalde de Madrid. Fueron los ecos de unos a os vertiginosos en que los hermanos Pomar tuvieron que pasar un tiempo en un internado porque nadie pod a ocuparse de ellos , un episodio que, sin duda, marc sus vidas , seg n apunta Gamero. Al hilo, el cineasta destaca este detalle: Arturo Pomar, un hombre conservador, pero que nunca se involucr en pol tica porque lo que le interesaba era el ajedrez , se cas con una mujer abiertamente pancatalanista y tuvo hijos que han militado en partidos independentistas como ERC, como Eduard (encarcelado durante su juventud en el marco de la Operaci n Garz n, una actuaci n contra Terra Lliure que acab generando denuncias por tortura policial) o, como su hermano Adolf, que ha sido un referente en el movimiento okupa de Barcelona . Arturo Pomar junto a Lluís Recoder, entonces alcalde de Sant Cugat del Vallès, durante el homenaje que le rindió el municipio donde crió a sus hijos y vivió la etapa final de su vida. La biograf a de este hombre, y de su familia, dar a para una serie de seis cap tulos por lo menos. No entiendo c mo no ha llegado a trascender m s su figura. Es completamente cinematogr fica , explica el director de El petit pe . El documental se ver pr ximamente en cadenas como Televisi n Espa ola y TV3 y ha vuelto a poner el foco sobre un personaje que, como un Guadiana, emerge y se sumerge en el olvido. Entre los ochenta y el cambio de siglo, varios fueron los homenajes y distinciones que le hicieron a Mallorca y Catalunya antes de que falleciera en 2016. Cuatro a os despu s Paco Cerd public El pe n, una vida transformada en cr nica que hizo ganar el Premio C lamo al periodista valenciano. Cartel del documental El petit peó . Despu s de publicar en 2008 su libro (que aparece citado en el de Cerd ), Jeroni Bergas no ha dejado de recopilar informaci n, datos, documentos, im genes sobre un personaje que le obsesiona. Cree que su legado merece un recuerdo m s s lido que la calle que el Ajuntament de Palma le dedic en Can Pastilla. Es poco m s que el aparcamiento de un hotel , ironiza el bi grafo. En su pueblo, Maria de la Salut, este monitor y rbitro de ajedrez tiene un proyecto en marcha para habilitar un espacio que, m s que en un museo, se convierta en un centro de interpretaci n para entender qu pasaba por la cabeza de Arturo Pomar. Diez a os antes de derrotar a Boris Spassky y ser campe n mundial en Islandia la isla donde se exiliar a y morir a en 2008, padeciendo, probablemente, otra esquizofrenia, en su caso no diagnosticada , un Bobby Fischer de dieciocho primaveras le dijo a aquel ajedrecista que le hab a arrancado unas tablas en Estocolmo: Pobre cartero, con el talento que tienes y vas a tener que volver a Madrid a pegar sellos.


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