abc - 5 days ago

Una tremenda reyerta acabó la tarde del martes con varios heridos y 17 personas detenidas en el corazón de Puente de Vallecas. El suceso tuvo como protagonistas a miembros de los Bukaneros , hinchas del Rayo (siete arrestos); empleados de una empresa de desokupación (nueve) y hasta a un boxeador bastante del barrio. Todo comenzó porque el deportista lleva años con una persona metida en una vivienda de manera ilegal y que, además, pertenece al grupo radical de extrema izquierda del equipo local de fútbol. «Estos hijos de puta van a pagar por esto», fue cómo se despidieron, camino del calabozo. Todo comenzó cuando el púgil David Andrés, harto de poner denuncias e intentar que su inquiokupa saliera del piso bajo de la calle de Leonor González, donde lleva metido ocho años, contrató a la empresa Security Iberia para que mediara y lograran que se marchara. El martes, 14 de octubre, acudieron por la mañana a echarle, sin éxito. Así que por la tarde volvieron a intentarlo. Se cree que en el intervalo de tiempo entre ambas visitas el presunto allanador avisó a sus compañeros Bukaneros para que acudieran a evitarlo. Según el relato del boxeador, se dirigía con sus acompañantes por la calle de Alfonso XIII, a la altura del númro 17, donde se encuentra el gimnasio La Fábrika, frecuentado por Bukaneros , cuando sintió «el golpe de un ladrillo en la cabeza». Se encontraba algo más adelantado que el resto y pronto vio cómo le rodeaban «unas quince personas, con piedras y bates de béisbol», según indican las fuentes consultadas por ABC. Les acompañaba un equipo de televisión que grabó la pelea. Se dio aviso a la Policía Municipal, que acudieron al lugar, tras ser advertidos por testigos de que se estaba produciendo una riña tumultuaria entre una multitud de personas. Los funcionarios dieron primero alcance a diez de los supuestos implicados, la mayoría de ellos vestidos con camisetas negras con el dibujo de dos alas cruzadas en la espalda, lema de la empresa APD Security Iberia. Ante el cariz que tomaba la situación, solicitaron la presencia de refuerzos y acudió la Unidad de Intervención (UIP), los antidisturbios de la Policía Nacional. Unos vecinos dieron testimonio de que esa tarde habían visto a unos encapichados con palos y piedras entrando en el establecimiento deportivo y que luego los vieron salir cuando comenzó la pelea. Añadieron que había una persona sangrando abundantemente por la cabeza, en referencia a David Andrés. Coincidían sus declaraciones y las imágenes del cámara con su relato. «Me han pegado los que estaban en el gimnasio. Yo quería recuperar mi vivienda, que está muy cerca, con la empresa de desokupación . Me estaban esperando los Bukaneros, que se han atrincherado en el gimnasio. Mi inquiokupa es de su grupo», relató el agredido, que fue atendido por el Samur por contusiones y con posible fractura en el cúbito izquierdo. Añadió que, con anterioridad, había tenido problemas con la gente que le acababa de agredir del gimnasio. Al ser asaltado esa tarde, los empleados de la empresa contratada se enzarzaron con los radicales, y se generó el violento quilombo. Los agentes hallaron varios palos de madera y otro de plástico verde entre los coches allí aparcados. Algunos vehículos también tenían daños. A través de las ventanas del gimnasio, uno de los seguidores rayistas dijo a los policías: «Un grupo de personas vestidas de negro han llegado al local y, al estar cerrado, han destrozado el cristal de la puerta de acceso y hemos salido a defender el establecimiento». Se habían encerrado allí y se negaron a abrir a los agentes, aunque, finalmente, lograron entrar. Detuvieron a otros tres ultras, que preentaban cortes en la cara. En la requisa encontraron en uno de los baños una funda de guitarra con un bate de béisbol dentro, barras metálicas, palos, una mochila con espráis de defensa y dos azadas. En la calle del Puerto de Canfranc arrestaron a otros dos Bukaneros y luego a otros dos, un hombre y una mujer, que huían del gimnasio con palos. En cuanto al inquiokupa, dio estat versión a los policías: «Llevo viviendo aquí unos ocho años; el piso me lo ha cedido una mujer a la que se la llevaron a una residencia de ancianos. El boxeador ha intentado coaccionarme con que me fuera del edificio y con denuncias previa».

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