Wednesday 19 March 2025
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eldiario - 7 days ago

Cinco años de la pandemia: por qué no queremos mirar atrás

El paso del tiempo permite la adaptación y se da una búsqueda de la reparación emocional a través de actividades que nos alejen de lo que pasó, dicen psicólogos y sociólogos: En lo personal hay que ir al lugar de esp en lo institucional, preguntarnos si nuestros responsables aprendieron La sanidad española no estaba preparada para la pandemia: falta de personal, de medios y descoordinación Un grupo de investigadoras del Centro Nacional de Epidemiolog a (CNE) empez a monitorizar en mayo de 2021 qu actitudes y comportamientos ten a la poblaci n espa ola ante la pandemia de Covid-19. Los resultados, publicados esta semana, miden la situaci n hasta septiembre de 2022. En la ltima fase costaba sacar respuestas, reconoce Carmen Rodr guez, una de las autoras, porque daba la sensaci n, y esto es una impresi n personal, de que la gente no se quer a acordar de eso ni ser preguntada . Esa fue una de las razones para poner punto y final al estudio. Ahora que se cumple un lustro del estallido de la pandemia en Espa a, la efem ride obliga a hacernos algunas preguntas: Hemos pasado pantalla? El trauma se ha cerrado en falso o es sano y humano superarlo? Ya en 2021 la Organizaci n Mundial de la Salud acu el t rmino fatiga pand mica para referirse al cansancio que sent a la poblaci n ante lo que estaba pasando. Entonces, cuando todav a hab a medidas restrictivas, esa fatiga conduc a a salt rselas m s. Tras el confinamiento se mantuvieron limitaciones al movimiento en fronteras, a las reuniones de grupos o toques de queda. El uso obligatorio de la mascarilla en interiores se mantuvo hasta abril de 2022. Esa fatiga se ha trasformado en una b squeda de actividad que nos saque de eso que vivimos, que ahora est m s lejos , apunta Esther L pez, catedr tica de Psicolog a Social de la Universidad de Ja n y presidenta de la Sociedad Cient fica Espa ola de Psicolog a Social (SCEPS). La sociedad, pasados cinco a os del estallido de la crisis, est en una fase de afrontamiento activo en el que las personas buscan c mo repararse emocionalmente tras la p rdida de seres queridos, de relaciones, de ilusiones o del propio tiempo, dice la especialista. Xavier Garc a casi se pierde a s mismo. Hace ahora cinco a os ingres en el hospital Vall D Hebron de Barcelona con una neumon a y fiebre alta de muchos d as. Lo que sigui fue un empeoramiento implacable: malestar cada vez m s intenso, ox geno, UCI, coma inducido, una indicaci n para trasplantarle los pulmones y m ltiples secuelas que llegan hasta el d a de hoy. Sali del hospital en julio sin poder caminar. Ning n m dico le aseguraba lo que pod a pasar con su evoluci n porque no hab an visto tantos casos previos. Un lustro despu s responde, a la que pregunta de c mo se encuentra, que est mejor que hace cinco a os pero peor que hace cinco a os y medio . Olvidar? Cada vez que vuelvo al hospital para una revisi n me viene todo , lamenta. Tras la euforia inicial de haber sobrevivido empez un largo duelo que se ha prolongado durante estos cinco a os: Hac a trails, sal a a andar y un d a eso se acab de golpe. Ahora, cuando me asomo a la ventana y veo a la gente montar en bici me duele . En lo personal hay que intentar ir al lugar de la esperanza y de la superación, pero en lo institucional tenemos que preguntarnos si nuestros responsables políticos también aprendieron José Luis Pedreira Massa, psiquiatra La neum loga Ana Villar forma parte del equipo del Vall D Hebron que mantiene el seguimiento a un centenar de pacientes con coronavirus grave que arrastran secuelas pulmonares cinco a os despu s. De ellos hubo al menos 11 que necesitaron un trasplante de pulmones tras pasar el virus. Muchos hemos intentado superar esa pantalla para protegernos de lo que vivimos y dir a que ahora mismo no es un tema de conversaci n habitual entre los compa eros. Estos d as un poco m s porque hemos tomado conciencia del tiempo que ha pasado , defiende la m dica. La evitaci n impide prepararnos? Seg n fue avanzando la pandemia y lleg la vacunaci n, el devastador virus que enfermaba r pida y gravemente a muchas personas se convirti en un cuadro que, para una amplia mayor a, se pod a pasar en casa con aislamiento y vigilando la fiebre. En ese momento empez a producirse un choque de realidades : la idea social de que todo estaba controlado conviv a con la muerte de las personas m s vulnerables. Una de cada diez v ctimas mortales de la pandemia fallecieron en la sexta ola, pese a que la mortalidad era la m s baja registrada hasta entonces (0,6%), seg n los datos que se ten an entonces. Se calcula que 120.000 personas perdieron la vida por causa del virus desde que estall la crisis sanitaria. Fernando Simón, director del CCAES y portavoz sanitario, el 11 de marzo de 2020. A veces pienso que lo hemos cerrado en falso porque hay personas que se han quedado con eso dentro sin poder hablarlo o sin encontrar los foros para hacerlo , piensa Mar a Cruz Mart n, que era jefa de la Unidad de Cuidados Intensivos en el Hospital de Torrej n (Madrid) en marzo de 2020. Esta evitaci n cree que ha conducido a otra huida: rehuir de tomar medidas para prepararnos ante otra posible eventual pandemia. Hemos hecho algunas cosas en lo relacionado con los espacios y los equipamientos pero no hemos cerrado cuestiones importantes y muy complejas, tambi n ticamente, como establecer criterios de triaje si vuelve a pasar algo parecido . El Congreso est ahora, cinco a os despu s, a punto de aprobar la nueva Agencia Estatal de Salud P blica. Las sucesivas crisis desde entonces, como las guerras, también nos empujan a mirar hacia lo más urgente, a lo que tenemos por delante Esther López, catedrática en Psicología Social En honor a la memoria, Mart n recuerda el 29 de febrero de 2020. Hab a sido su cumplea os y estaba celebr ndolo con su familia en Copenhague cuando recibi un mensaje: el paciente con neumon a que llevaba ingresado diez d as se estaba poniendo muy malo. Vol de urgencia a Madrid aquel s bado. Ya no solo era un enfermo sino varios que terminaron por ocupar las 16 camas de la UCI en apenas unos d as: Con la unidad como la ten amos hab a compa eros que no se lo terminaban de creer, que pensaban que solo estaba pasando en Torrej n . En busca de reparaci n La madre de Carmen L pez ingres en estado muy grave en otro hospital madrile o, el Severo Ochoa, el 1 de abril de 2020. Falleci un mes m s tarde. Llevaba cinco d as sin saber nada de ella, no cog a el m vil y no ten a ninguna informaci n. Si la derivaron desde su residencia fue porque la m dica de fin de semana era nueva y dijo a la geriatra del hospital que mi madre pod a caminar, eso aval que la trasladaran , cuenta un lustro despu s una de las querellantes por las muertes en las residencias de la Comunidad de Madrid en la primera ola. En realidad, la mujer necesitaba una silla de ruedas porque ten a la m dula pinzada por las v rtebras, pero al estar todos encamados y en sus habitaciones no lo sab an . Los protocolos internos que aplic la Consejer a de Sanidad privaron de un traslado al hospital a los mayores m s dependientes. 80 de las 350 querellas individuales que impuls Marea de Residencias est n en el Tribunal Constitucional a la espera de que se resuelvan los recursos de amparo tras archivarse en los juzgados. Otro grupo amplio de 150 querellantes todav a espera a que el proceso avance en instrucci n. L pez declar hace ahora dos a os aunque en otros casos se cerr la causa sin escuchar a los familiares: Hemos tenido la sensaci n de remar solos cuando la sociedad estaba ya a otra. Llevamos cinco a os intentando salir en los medios, que nos oigan . En su caso y el de decenas de familiares que perdieron a sus seres queridos olvidar no es una opci n hasta que no haya justicia y reparaci n , dice L pez. En octubre de 2024 se presentaron otras 109 denuncias ante la Fiscal a en las que se se alaba a otros responsables como el firmante de los protocolos, Carlos Mur. España es un país donde la cultura del olvido está muy instalada, no se ha prodigado hacer evaluaciones y retratar lo que pasó. Esta idea de no sacar los muertos, de no abrir heridas se ha reproducido Celia Díaz, socióloga de la UCM El Gobierno de Isabel D az Ayuso ha mantenido una relaci n muy tensa con las agrupaciones de familiares que han emprendido la pelea en los tribunales. El portavoz regional se volvi a referir a ellas esta semana como plataformas para retorcer el dolor y la presidenta auton mica asegur en una declaraci n institucional, justo un d a antes de que se estrene un documental sobre las 7.291 muertes en residencias, que el n mero de fallecidos que agita la izquierda y la ultraizquierda fue un invento del entonces consejero del ramo, se or Reyero, que tuvo que ser apartado de sus responsabilidades por ineficaz . Espa a es un pa s donde la cultura del olvido est muy instalada, no se ha prodigado hacer evaluaciones y retratar lo que pas . Esta idea de no sacar los muertos, de no abrir heridas se ha reproducido , apunta Celia D az, investigadora del Instituto Complutense de Sociolog a para el Estudio de las Transformaciones Sociales Contempor neas (TRANSOC). Varios estudiantes en su primer día de confinamiento en el colegio mayor Oviedo de la Universidad de Salamanca. El psiquiatra Jos Luis Pedreiro Massa, que codirigi la encuesta del CIS sobre salud mental durante la pandemia, habla de dos planos: El ni o que estaba empezando la Secundaria casi est terminando el instituto, hemos ido a la playa, nos hemos vacunado... En lo personal hay que intentar ir al lugar de la esperanza y de la superaci n en lo personal, pero en lo institucional tenemos que preguntarnos si nuestros responsables pol ticos tambi n aprendieron de aquello como nosotros aprendimos a ponernos las mascarillas o a apartarnos si alguien soltaba got culas . Las sucesivas crisis que se vivieron desde entonces en un mundo que parece en ebullici n las guerras, el ascenso de la extrema derecha, las crisis de inflaci n, los precios desorbitados de la vivienda, la pobreza infantil tambi n nos empujan a mirar hacia lo m s urgente, a lo que tenemos por delante , dimensiona la psic loga Esther L pez. Aunque por mucho que evitemos mirar atr s, puntualiza, se ha producido socialmente una fractura del tiempo: casi todo se mide en relaci n a si ocurri antes o despu s de la pandemia.


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