abc - 15 days ago

Macarena (66) ha tenido una vida difícil. Sin el respaldo de una familia, esta consultora y empresaria de Ciudad Real siempre ha dependido de sí misma para salir adelante, aprendiendo de «la universidad de la calle». «Trabajando y viajando, nada más». En el amor, en cambio, sus experiencias han sido menos movidas. «Me casé con un neoyorkino, estuvimos 15 años. Y a los dos años de divorciarnos conocí a un alemán, con el que estuve 17 años», contó al llegar a First Dates . Dos años después de romper su segunda relación larga, Macarena acudió al restaurante de citas de Cuatro la noche del 10 de enero dispuesta a comprobar si a la tercera iba la vencida y Carlos Sobera la ayudaría a encontrar al hombre de su vida, alguien «tranquilo, respetuoso y considerado». Estima que todos los proyectos que quería emprender en su vida ya los ha hecho, de manera que en el presente busca a una persona que pueda compartir con ella el fruto de ese esfuerzo y vivir todo aquello que hasta ahora las responsabilidades no les han permitido a ninguno de los dos. «Quisiera empezar siendo amigos, creo que es lo más importante para mi. El resto viene solo», le confesó la manchega a Sobera. Macarena conoció a Enrique (70), un empresario jubilado oriundo de Elda (Alicante) que se presentó gritando a los cuatro viento su cariño por la buena gente y mostrando su carácter disfrutón. Desde el primer momento se notó que la pareja de comensales estaba muy en sintonía. Y así lo comprobaron al intercambiar confidencias sobre su forma de ver la vida. «Busco una buena persona. Tú emanas una energía positiva. Se te nota, y contigo solo hay un camino hacia la felicidad», expresaba Enrique hacia su cita. La impresión era mutua. «Lo que más me gusta es la forma que tiene de ser. Abierto, simpático, sociable... Es lo que más me atrae», afirmaba ella. A medida que avanzaba la velada también lo hacía la confianza entre ellos. En un momento dado, el empresario se lanzaba a hablar de sexo, confiándole a Macarena que para él es importante que haya una conexión emocional para dejarse llevar en esos menesteres. «Ahora te podría decir una vulgaridad, pero la ponemos entre paréntesis, no la oigas… La tengo fuerte y dura como el hierro. Se cierra paréntesis. Siempre y cuando mi compañera tenga amor, cariño ternura, paz… Si no, no», señalaba, provocando la risa vergonzosa de su compañera de cena. «El sexo tiene la importancia que tiene de una forma coherente. Ahora es amor, entonces sí es bonito», continuaba reflexionando el soltero, ya más en serio. Era evidente que entre Macarena y Enrique sobraba feeling, entendido como atracción física y emocional. Ante «la maravilla de cita» que habían disfrutado y lo rápido que se les pasó la noche, decidieron darse una segunda oportunidad para seguir conociéndose.

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