Monday 20 October 2025
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eldiario - 2 days ago

Eloy de la Iglesia, el director maldito que retrató la cara B de la España de las primeras décadas de la democracia

Gaizka Urresti presenta en el Festival de Cine Fantástico de Sitges su documental sobre la figura y la trayectoria de uno de los realizadores más exitosos y polémicos de la Transicion y la primera etapa de gobierno socialistaGarcía Montero, director del Cervantes, critica que la RAE esté en manos de un “experto en llevar negocios desde su despacho” Homosexual, autodestructivo, comunista y cineasta com diferente en tem tica y estilo al resto de su generaci n. Estos son algunos de los rasgos m s notorios que distinguen a Eloy de la Iglesia (Zarautz, 1944 Madrid, 2006). En ellos se parece enormemente a dos de los grandes realizadores del cine europeo del siglo XX: Pier Paolo Passolini y Reiner Werner Fassbinder. Cada uno en su estilo po tico Passolini, teatral Fassbinder y visceral De la Iglesia desnudaron la poca que les toc vivir para mostrar sus miserias y zozobras. Passolini y Fassbinder tuvieron muertes tr gicas relacionadas con sus pasiones y adic Eloy de la Iglesia, acaso el m s autodestructivo de la terna, tuvo una muerte absurda relacionada con un error m dico. M s all de estas similitudes, Eloy de la Iglesia lleg a ser uno de los cineastas m s rentables comercialmente del cine espa ol de finales de los 70 y los 80, especialmente con su serie de cine quinqui , pero tambi n con pel culas que interpelaban al poder y a la hipocres a de la izquierda de entonces en materia de homofobia, como pas con El diputado, cinta por la que recibi presiones de su partido, el PCE, para que abandonara el proyecto. Su continua preocupaci n casi period stica, pues le a vidamente la prensa cada ma ana por las ansias y temores que atenazaban a una sociedad que acababa de salir del largo t nel de la represi n franquista, le hizo conectar con el gran p blico mejor que ning n otro de sus coet neos, a pesar de que el suyo fue un cine que cuidaba poco la fotograf a o el di logo. Pero De la Iglesia tambi n fue un creador que se implic en sus proyectos de una manera muy personal, sin precauciones, hasta caer en la adicci n a la hero na y la marginalidad que lo apartaron totalmente del cine y lo condenaron a la indigencia m s absoluta durante casi una d cada, denostado por sus colegas de profesi n y solo apoyado por los compa eros del PCE, que pagaron durante a os los m nimos gastos de su manutenci n y alojamiento. Adicto al cine , radiograf a de un creador sin frenos Todas estas perspectivas sobre la figura de este personal creador se abordan en Eloy de la Iglesia. Adicto al cine, un documental firmado por el realizador vasco Gaizka Urresti que, tras presentarse en el Festival de Cine de San Sebasti n, llega ahora al Festival de Cine Fant stico de Sitges. Adicto al cine cuenta con testimonios tanto del bi grafo de De la Iglesia, Eduardo Fuembuena, como de distintas personas que le trataron y trabajaron con l a lo largo de su vida, como Jos Sacrist n, Fernando Guill n Cuevo, Pedro Olea o Antonio Hens, guionista de su ltima pel cula, Los novios b lgaros. Todos ellos radiograf an a De la Iglesia y su historia de auge comercial y ca da en los infiernos que borr su cine del mapa y casi de la historia oficial. Mi primera aproximaci n a Eloy de la Iglesia se produce en el videoclub de Portugalete, mi pueblo, donde vi en los 80 por primera vez su cine de quinquis, sobre todo Navajeros, La estanquera de Vallecas y, en especial, El Pico, que precisamente es una pel cula llena de escenas rodadas en Portugalete y trata el tema de la introducci n de la hero na en el Euskadi , explica Urresti en conversaci n telef nica. El director matiza que la idea del documental no fue en primera instancia suya, sino que procede de una propuesta de Ohiana Olea [hija de Pedro Olea], que llevaba a os queriendo abordar la figura de Eloy pero nunca consegu a presupuesto . Explica que en un primer momento se hab a pensado en Diego Gal n, amigo personal de De la Iglesia y rescatador de su figura y, por lo tanto, restituidor de la misma en la profesi n cinematogr fica en 1996, siendo Gal n director del Festival de Cine de San Sebasti n. Pero finalmente no pudo ser porque Diego muri antes de que el proyecto encontrara financiaci n , cuenta Urresti. No fue hasta hace tres a os que en una convocatoria de documentales de TVE entr el proyecto , agrega el director, quien adem s del cine de j venes delincuentes, recuerda haber visto El Diputado en Televisi n Espa ola en los noventa . Un cine de lucha contra la represi n moral franquista Tambi n explica otro nexo con De la Iglesia: como guionista de Chevrolet, la pel cula de Javier Maqua sobre un director de cine heroin mano que vive en un coche y sigue a su actor fetiche, con quien ha mantenido una intensa relaci n sentimental. Maqua, que hab a sido amigo de Eloy, refleja en esta pel cula la historia de sus tiempos oscuros y su relaci n con Jos Luis Manzano , dice en referencia al que fuera ic nico protagonista de Navajeros, La estanquera de Vallecas, Colegas o El Pico, un joven actor con el que De la Iglesia tuvo una relaci n de amor, destruida por la adicci n de ambos a la hero na. Eloy de la Iglesia. Adicto al cine da cuenta de la ca da en los infiernos del cineasta vasco, pero tambi n reivindica su carrera anterior, marcada por un cine sumergido en la actualidad y siempre desde un punto de vista cr tico, aunque directo, muchas veces brutal y de im genes de violencia, sexo casi expl cito y alto impacto. Estoy seguro de que l no hab a visto, al menos no con ojos de estudioso, el cine de Passolini o Fassbinder, pero coincide con ellos plenamente en circunstancias y objetivos cr ticos a la hora de explicar el mundo en que vivieron , apunta Urresti. Poster de la película Navajeros . Hay un cine previo a la d cada de los 80 muy fecundo y que retrata las pulsiones de la sociedad y en especial de la homosexualidad espa ola por sacudirse la brutal represi n sufrida durante el franquismo, una represi n que al fin y al cabo era la del propio Eloy como homosexual , opina Urresti. T tulos como El sacerdote, Miedo a salir de noche, Los placeres ocultos o La otra alcoba sirven de ejemplo de esta tesis, una serie que culmina con El diputado, de 1978, una pel cula que retrata a un diputado de izquierdas de la primera legislatura democr tica que decide hacer p blica su homosexualidad. Fue una cinta que incomod a muchos sectores de la izquierda entonces, porque la realidad es que hace como quien dice tres d as a la izquierda le incomodaban los temas de identidad sexual , apostilla Urresti. Llega el cine de quinquis Tras una etapa de xito comercial y gran conexi n con el p blico merced a su cine social, directo, lleno de sexualidad y muchas veces bizarro, De la Iglesia entra en una modalidad en boga durante la Transici n, que abordaba la vida y gestas de un nuevo colectivo juvenil que emerg a en los barrios obreros y de chabolas de las grandes ciudades espa olas, sobre todo Barcelona, Madrid y Bilbao: los quinquis. Mientras directores como Jos Antonio de la Loma retratan desde Catalunya, y con una cierta pica bandolerista, a aquellas bandas de delincuentes adolescentes con la saga de Perros callejeros, De la Iglesia busca otra perspectiva. Eloy prefiere introducir en sus cintas un componente de an lisis social y conferirles el rol de h roes tr gicos cuyo destino est marcado desde la cuna , dice Urresti, que destaca la ptica de izquierdas , del cineasta guipuzcoano frente al catal n, que proced a de la derecha . Frente a un cine de quinquis que relata hechos violentos uno tras otro, De la Iglesia presenta delincuentes con historias detr s, por mucho que al final la violencia resultante sea la misma en Perros callejeros que en Navajeros, seg n el director de Adicto al cine. Urresti cree que en el caso de El Pico, De la iglesia va m s all , porque se mete en el tema de la supuesta introducci n de la hero na en Euskadi en los 80 por parte de la Guardia Civil, algo que incomodaba mucho al poder entonces . Precisamente la hero na como plaga fue un tema que trat en su cine de delincuentes hasta el punto de llegar a caer l mismo en la adicci n junto a su pareja de entonces y actor fetiche, Jos Luis Manzano. De la Iglesia se implic con el cine que hac a con toda la autenticidad, para lo bueno y lo malo , remacha Urresti. Aquella adicci n se lleva por delante a Manzano tambi n Fassbinder perdi por culpa de las drogas a su amante y actor fetiche El Hedi ben Salem y tiene enganchado a De la Iglesia durante cuatro a os, tras los cuales cae en una profunda depresi n que le sume en la indigencia, solo apoyado econ micamente por Rafael Azcona y el resto de sus camaradas del PCE. Fueron unos a os en los que la cultura oficial y el mundo del cine le dieron la espalda. Se convirti en un director inc modo no solo por su comportamiento, sino tambi n porque el socialismo quer a mostrar a finales de los 80 otro cine m s acorde con el est ndar e un cine de pa s integrado en la UE [desde 1986] y que est a punto de acoger unos juegos ol mpicos [Barcelona] y una exposici n universal [Sevilla], pero Eloy, en cambio, retrataba el pa s que se escond a tras ese triunfalismo , concluye Urresti. No es hasta 1996, merced a la iniciativa de Diego Gal n, viejo amigo de De la Iglesia y la saz n director del Festival de Donosti, cuando recupera el apoyo de la profesi n. A partir de ah , completamente limpio de adicciones y depresiones, con un impulso nuevo, rueda en 2001 la producci n televisiva Cal gula y en 2003 Los novios b lgaros. Pero en 2006, tras una aparentemente sencilla operaci n para la resecci n de un tumor benigno, falleci por complicaciones posteriores. As terminaba la vida de uno de los directores m s controvertidos del cine espa ol de la segunda mitad del siglo XX; un director que seg n Urresti, tal vez sea un descubrimiento estimulante para las generaciones de espectadores m s j venes entre tanto producto est ticamente perfecto y tem ticamente intelectualizado y anestesiado .


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