Monday 20 October 2025
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eldiario - 2 days ago

Peter Thiel: el cerebro supremacista de Trump

El estancamiento económico, reflexiona Thiel, es el Anticristo y esto es, a su juicio, lo que hoy representa Europa. También le pone nombre de mujer: Greta ThunbergSteve Bannon: un paso al más allá Vamos a comenzar por el final. El fin del mundo para Peter Thiel es el estancamiento, algo que percibe a n m s peligroso que el Armaged n. El estancamiento econ mico, reflexiona, es el Anticristo y esto es, a su juicio, lo que hoy representa Europa. Tambi n le pone nombre de mujer: Greta Thunberg. Cuando Thiel argumenta ralentiza los conceptos como si midiera el peso de las palabras en la reacci n de su interlocutor. No duda, otea. No arriesga, administra las frases pero el lenguaje de su cuerpo lo traiciona y refleja el movimiento de cada pensamiento. Cuando Ross Douthat, en su podcast del Times, le pregunta por el control que ejerce Dios sobre la historia, Thiel, un profundo religioso, se agita e inc modo, interroga a su vez a Douthat, interesado en saber si est convirtiendo a Dios en un chivo expiatorio. Esto lo aprendi con Ren Girard. Hay que recordar que Thiel est considerado uno de los intelectuales m s influyentes de la derecha de las ltimas dos d cadas. Alguien que observa que la historia vivi entre la Revoluci n Francesa y el Mayo del 68 una verdadera aceleraci n y que en los ltimos cincuenta a os est simplemente detenida: no pasa nada. Por supuesto que estas efem rides no son las que usa l, ya que los acontecimientos mencionados le producen irritaci n: prefiere se alar la llegada del hombre a la Luna como el final del crecimiento y la masacre de Charles Mason como el triunfo de los hippies y la madre de nuestra decadencia. Jean Didion percibi en aquel momento que el centro ced a, seg n cuenta en una cr nica de Arrastrarse a Bel n y en El lbum blanco, donde vibran los ecos entonces recientes de la masacre del clan Mason. Quiz s ha muerto sin saber que un cryptobro, vecino de Los A ngeles, vio tambi n all un quiebre, pero que, muy lejos de ella, propone disolver el mundo como plan de restauraci n. Qu hace un magnate del Silicon Valley teorizando y liderando el supremacismo tecnol gico desde la trastienda del gobierno de Donald Trump? Repetir lo que hac a en sus a os de estudiante en el campus universitario cuando asumi el rol de intelectual hiperagresivo y fund la revista conservadora The Stanford Review desde donde combat a, aun siendo gay, los planteos a favor de la diversidad. En aquellos a os, se ala Max Chafkin, autor de The Contrarian, una biograf a no autorizada, que Thiel era tambi n un defensor del apartheid porque, argumentaba, hab a permitido el alto desarrollo de Sud frica en comparaci n con los dem s pa ses africanos. Su padre fue ingeniero de minas en Namibia y el peque o Peter crec a en una reserva de poblaci n blanca entre comodidades que contrastaban con las condiciones de vida esclavizantes de los trabajadores negros bajo las rdenes de su progenitor. Thiel nunca mir el mundo desde un costado. En Stanford conoce al pensador franc s Rene Girard e inmediatamente se integra a su grupo de estudio. Girard es autor de la teor a mim tica que postula que los deseos humanos no son innatos, sino que se forman a partir de la imitaci n de los dem s. Aquello que moviliza al sujeto, sostiene, es la competencia con otro para obtener el objeto que desea: deseamos lo que desea el otro, le imitamos, lo cual nos lleva al enfrentamiento. Cuando la disputa pasa de lo personal a lo colectivo, hace falta un chivo expiatorio para resolver el proceso. Cristo, quiz s, sea el m s c lebre. Cuando a os despu s se cruza con Mark Zuckerberg, quien le pide apoyo econ mico para su plataforma, Thiel atiende el hecho de que Facebook comenz como Facemash en Harvard, que permit a a los estudiantes comparar sus fotos y elegir, es decir, desear, y expresarlo con un me gusta entrando en una competici n virtual. El modelo le pareci un ejercicio pr ctico de la teor a de Girard. Esa epifan a le ha permitido ser actualmente socio accionarial de Meta. Si bien Thiel se considera un disc pulo de Girard, solo ha tomado de su sistema de pensamiento aquello que le permite proyectar el suyo. En 2004 Thiel establece claramente su punto de mira al pronunciar una conferencia ampliamente difundida y que sigue siendo el eje de su narrativa, El Momento Straussiano, en la que sostiene que los ideales liberales de la Ilustraci n tanto el racionalismo como los derechos individuales y una econom a consecuente con esos valores son insuficientes para hacer frente a los peligros que plantean los adversarios impulsados por ideolog as como la ley musulmana. Thiel sigue ahora al fil sofo clasista Leo Strauss, quien sosten a que la modernidad y la Ilustraci n erosionaron los mitos fundacionales que unificaban las sociedades. Plantea, entonces, un encuadre pol tico que funcione al margen de los controles y equilibrios de la democracia represen un marco excepcional controlado por una vanguardia elitista que opere en la sombra, sin el lastre de la supervisi n democr tica. La sociedad necesita riesgo y disrupci n, sostiene Thiel. Trump es riesgo y disrupci n; el movimiento MAGA representa esos valores. Peter Thiel habla durante el día de cierre de la Convención Nacional Republicana 2016, en el Quicken Loans Arena de Cleveland, Ohio. Por d nde empezar? El peligro chino, el ambientalismo y la ley isl mica son los obst culos que hay que vencer. Thiel considera que en Europa el ambientalismo es una ideolog a que relativiza la toma del poder comunista chino y la ley isl mica. El ambientalismo podr a crear un estado totalitario mundial, afirma: el poder verde es muy fuerte . Esto configura el estancamiento total, seg n l, que llevar a al mundo a una especie de pueblos escandinavos en decrecimiento, que tal vez ser an como Corea del N algo tremendamente opresivo . Hay que tener en cuenta que quien dice esto, adem s de intelectual es un escualo financiero capaz de desplazar a Elon Musk de la direcci n de PayPal mientras el due o de X estaba de luna de miel en Australia y fundar con ese gesto una leyenda en Silicon Valey: la PayPal Mafia un sistema de networking con enlace a todos los estamentos del Silicon Valley y el poder de Washington. En el n mero de noviembre de 2007 la revista Fortune dedic un amplio reportaje a este grupo integrado por Thiel y una docena m s de emprendedores que en su d a formaron el equipo de PayPal y, luego, su carrera los llev a fundar o formar parte de la direcci n de Linkedin, Palantir, Affrim, Slide, Kiva, YouTube, Yelp y Yammer, entre otras compa as. La imagen central del reportaje, a doble p gina, muestra al grupo sentado en varias mesas de un bar, en una escenograf a reconocible en las pel culas de Scorsese o en cualquier cap tulo de Los Soprano, en la que la docena de amigos mira a c mara y en un lugar central, el sitio reservado para el padrino, lo ocupa, obvio, Thiel. Cuando vende PayPal, funda Palatir y comienza la cruzada. La compa a nace ante un impulso de Thiel tras el atentado del 11 de septiembre al sentirse, seg n apunta Mark Chafkin, consumido por la amenaza del terrorismo isl mico y esc ptico respecto a la inmigraci n y todas las dem s formas de globalizaci n . Ren Girard, despu s del ataque las torres gemelas, declara: Lo que todav a necesitamos en la era posterior al 11-S es una ideolog a m s razonable y renovada del liberalismo y el progreso . Thiel estaba bailando un vals de Strauss. Palantir es hoy una mega compa a de espionaje que trabaja con la CIA, los estados federales a quienes ayuda a vigilar a sus ciudadanos y durante todos estos a os ha hecho contratos con la pr ctica mayor a de los estamentos de seguridad de los Estados Unidos, incluida la propia CIA, el FBI y la NSA. Palantir tambi n est en Oriente Medio donde colabora con las fuerzas israel es para identificar objetivos en Gaza. Es bueno ser cryptobro, pero mejor es ser el Gran Hermano. El poder de Thiel en la administraci n Trump se extiende a trav s de J. D. Vance, nada menos que el vicepresidente y a todas luces, el hombre se alado a encabezar en un futuro el plan del supremacismo tecnol gico. Thiel conoci a Vance en Yale cuando fue a participar en un encuentro acad mico y Vance, r pidamente se sinti atra do por el magnate tecnol gico y su planteamiento filos fico: es a trav s del sistema de Ren Girard que Vance se convierte al catolicismo y, adem s, converge con la visi n de Thiel en la que los j venes tienen que crear de manera vertical, disruptiva y no competir absurdamente por un lugar en la l nea de montaje del Silicon Valley, tal como plantea en su libro De Cero a Uno. No est de m s recordar que Thiel incentiva a los j venes con ayudas econ micas para que abandonen la universidad y se sumerjan en su propio emprendimiento. Con su talento y la ayuda econ mica de Thiel, Vance fue elegido senador por Ohio y dos a os despu s, es el n mero dos del Gobierno de los Estados Unidos. Hubo un tiempo en el que Thiel estaba interesado en el seasteading, la construcci n de ciudades artificiales en aguas internacionales, una suerte de estados port tiles en medio del oc ano. Tambi n ha comprado tierras en Nueva Zelanda y, seg n le dijo a Elon Musk, en el caso de que Trump hubiera perdido las elecciones ese hubiera sido su destino. Claro que, aunque el plan est en marcha, siempre hay imponderables que lo pueden hacer fallar. Si eso ocurre, adem s de una isla libertaria o la granja neozelandesa, tambi n podr contar alg n d a con una casa en Marte, zona liberada por Elon Musk, quien, a pesar de todo, no le guarda rencor. Quedan pocos as .


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