Tuesday 14 October 2025
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eldiario - 7 hours ago

El desarme de Hamas y el riesgo de colapsar el plan de paz

En este momento, el gran problema reside en que la posición de Hamás ha sido la de no desarmarse, ni siquiera parcialmente, hasta que haya un horizonte político que retorne la dignidad a los palestinos y sean dueños de su destino, no una colonia o protectorado de EEUU, y menos de IsraelEl plan Trump necesita mucha presión global para ser algo más que un alto el fuego Completada ya la primera fase del plan de paz para Gaza, la m s urgente, con el alto el fuego, la liberaci n de rehenes, la entrada de la ayuda humanitaria y la posterior liberaci n de presos palestinos, toca abordar el punto seis de la propuesta, que trata sobre la concesi n de una amnist a a los miembros de Ham s que se comprometan a la coexistencia pac fica y al desmantelamiento de sus armas , esto es, su desarme. Las dos cuestiones -la amnist a y el desarme- son extremadamente complicadas, y no porque no existan precedentes en el mundo, que son muchos, sino por el contexto actual de Gaza, ya que implica de una manera directa a Ham s y al Gobierno de Israel, que se ver n obligados a tomar decisiones contrarias o diferentes a lo que han estado afirmando hasta el presente. Adem s, si fracasa esta etapa, todo lo dem s quedar en el aire y en suspenso. Por tanto, hay que prestarle una gran atenci n y plantear soluciones que sean viables y aceptables para las partes implicadas. El problema que tenemos en este momento, el rechazo de Ham s a desarmarse, es el resultado de un p simo dise o en el plan de paz, pues, a diferencia de todos los procesos de paz, en que hay una etapa exploratoria entre las dos partes para definir la agenda de negociaci n (con las FARC, esta etapa dur algo m s de dos a os), aqu no ha existido esta fase y el plan ha sido impuesto por Trump, que exigi a Ham s una respuesta antes de 5 de octubre, sin que este grupo hubiera participado en su dise o, algo incomprensible. Ham s acept algunas partes del plan tras su anuncio, pero con reservas y condiciones, especialmente en lo que respecta al desarme, al control del territorio y a la seguridad. Adem s, debo advertir que en todos los procesos de paz el desarme se negocia al final, no al inicio, y menos como precondici n. Con suerte, puede acordarse un alto al fuego durante la negociaci n. Hacerlo todo al rev s tiene un riesgo, y puede hacer fracasar cualquier plan de paz. El desarme es una cuesti n de negociaci n t ctica que hay que diferenciar de los temas m s estrat gicos, los del futuro pol tico de Palestina. En el desarme, es evidente que se trata de una negociaci n directa entre Ham s e Israel, aunque sea a trav s de Qatar y Egipto. En el tema del futuro pol tico de Palestina, la tercera fase, creo que Ham s ya no deber a participar, pero dejar este aspecto para otra ocasi n. En cualquier caso, en el mundo de las negociaciones estamos de acuerdo de que primero hay que lograr reducir o suprimir el nivel de violencia, para luego discutir los temas m s pol ticos. No siempre es posible, pero en el caso de Gaza s que se ha empezado de esta forma, lo cual es de agradecer, pues alivia el sufrimiento de los gazat es. Para avanzar en una negociaci n sobre el desarme, se necesitan cuatro requisitos: firme decisi n de llevarlo a cabo, garant as de no persecuci n al dejar las armas, un pacto sobre el futuro de los miembros de la organizaci n, y verificaci n externa e independiente en el proceso de recogida de todas las armas, que en el caso de Gaza incluye un aspecto poco convencional, que es el se alamiento de d nde est n los t neles, no solo los zulos con armas. Los t neles son muy importantes en esta negociaci n, y Ham s no lo pondr f cil. El domingo, el ministro de Defensa de Israel dijo que la destrucci n de la red subterr nea representa el significado principal de las cl usulas de desmilitarizaci n y desarme del acuerdo de alto el fuego. Algo muy importante en este tema del desarme, y que ha sido una sorpresa, es que Trump dijo a los periodistas que ayer le acompa aban en el avi n hacia Israel, que Estados Unidos era consciente de que Ham s se estaba rearmando en Gaza, y afirm que el grupo hab a recibido la aprobaci n de Estados Unidos para hacerlo por un per odo de tiempo como fuerza policial y para poner orden en la zona, algo que sin duda habr molestado enormemente a Netanyahu. M s all de esta temporalidad permitida , c mo incentivar o convencer a Ham s de que lo m s sensato, pol tica y militarmente, es abandonar la lucha armada y hacer una entrega de armas definitiva? Hay realmente alguna posibilidad de lograrlo a corto plazo? Antes de dar una respuesta, viene al caso explicar lo que ahora est ocurriendo en Turqu a respecto al PKK. Hace pocos meses, la guerrilla kurda decidi abandonar la lucha armada, hizo un primer acto simb lico de entrega y quema de 30 armas, pero luego paraliz el proceso de desarme hasta que una comisi n parlamentaria creada en agosto haga a finales de a o unas propuestas concretas al ejecutivo y al poder legislativo para dar garant as jur dicas a los excombatientes, como la amnist a y la reincorporaci n a la vida civil. El Gobierno turco ya ha avisado que podr a acoger a los combatientes de base, pero que los mandos del PKK deber n exiliarse. En el mejor de los supuestos, Ham s podr a pensar en hacer lo mismo que el PKK, es decir, condicionar su desarme a tener garantizada su seguridad jur dica, enlazando los dos temas peliagudos del punto seis del plan de paz, el desarme y la amnist a, aunque lo m s probable es que tenga m s exigencias. De hecho, es muy frecuente plantear el desarme como un proceso secuencial y de canje progresivo, como un primer paso. Ha pasado en los procesos de paz de Filipinas, Mozambique, El Salvador, Irlanda del Norte o Colombia, entre otros. Y aqu s entran varias posibilidades a estudiar, como que parte de los combatientes de Ham s pasen a integrarse de forma definitiva a la nueva polic a de Gaza, asumiendo funciones de seguridad comunitaria, algo que habr que consolidar a muy corto plazo, pues de lo contrario el caos puede ser impresionante, y m s teniendo en cuenta que Israel ha creado pandillas armadas que est n mezcladas entre la poblaci n desplazada. Pero, como Turqu a, Israel podr a condicionar una amnist a parcial al exilio de los dirigentes de Ham s. No intentar matarlos de nuevo y dar garant as de ello, ya ser a una gran concesi n. En cualquier caso, y siguiendo las normas b sicas de toda buena negociaci n, Israel tendr que asumir que lo mejor es no humillar a Ham s en esta segunda fase del plan, pues la humillaci n podr a bloquear su desarme posterior y las siguientes fases del plan de paz, aunque haya cambios profundos. A pesar de que Ham s ha perdido el apoyo popular que tuvo en el pasado, contin a siendo un s mbolo de la resistencia palestina para bastante gente. En este momento, pues, el gran problema reside en que la posici n de Ham s ha sido la de no desarmarse, ni siquiera parcialmente, hasta que haya un horizonte pol tico que retorne la dignidad a los palestinos y sean due os de su destino, no una colonia o protectorado de Estados Unidos, y menos de Israel. El s bado, un alto miembro de Ham s manifest que la entrega de sus armas estaba fuera de discusi n, y que solo lo har an cuando se establezca un Estado palestino. Esto incumple el punto seis del plan de Trump y paraliza todo el resto del proceso, que tendr a que ir al n cleo pol tico del plan, en especial la formaci n de un gobierno transitorio temporal para toda Palestina. Ah habr mucha discusi n y desencuentro, pero antes tendr que entrar en juego la capacidad de persuasi n de los pa ses mediadores para convencer a Ham s de que se limite a negociar el desarme y la amnist a, pero no participar en este posible gobierno de transici n, algo de momento imposible, pues Ham s s ha dicho que quiere estar en la mesa. As , pues, la tercera fase de momento queda en entredicho. Todo ser a un poco m s sencillo si Israel estuviera dispuesta a liberar a Barghouti, aspecto al que se ha negado, pues es el pol tico palestino m s carism tico y popular, ahora no violento, y capaz de aglutinar muchas de las familias pol ticas palestinas. Eso es lo que asusta a Israel, concretamente a Netanyahu, pues no solo no permitir que haya un Estado palestino, sino tampoco una entidad pol tica palestina soberana, libre de corrupci n, no clientelar, y con capacidad de labrar un horizonte pol tico-administrativo de nivel superior al actual. Todos los Estados que han reconocido a Israel como Estado, tambi n deber an exigir la liberaci n de Barghouti, una personalidad que puede ser muy importante para la tercera fase del plan. Qu puede ofrecer Israel a Ham s, y en especial a su jefe negociador, el superviviente del ataque de Israel en Doha, Khalil al-Hayya, para que acepte un proceso de desarme m s adelante? Como m nimo, la retirada total de las tropas de Israel en Gaza, no solo p poner fin a los asentamientos en Cisjordania, derribar los muros, dar garant as para que no haya futuras incursiones militares de Israel, hacerse cargo de la seguridad local ya mencionada, la liberaci n de m s presos palestinos, una amnist a y aceptar a Ham s como partido pol tico o movimiento social. Como mucho, y a pesar de las declaraciones hechas este s bado, creo que Ham s podr a pensar en formas parciales y escalonadas de desarme, o de transformaci n de su aparato militar hacia funciones m s civiles, pero solo si obtiene muchas contrapartidas. Los negociadores tendr n que explorarlo ya mismo. De hecho, y seg n inform hace poco Al Jazeera, en privado Ham s ha dicho que podr a considerar entregar parte de su arsenal, en especial el ofensivo, como los misiles, y que su desarme total solo lo har ante un nuevo liderazgo palestino que tenga el control sobre todo el territorio, en cuyo caso s se podr a ir a la tercera fase, pero si persiste en no desarmarse, entramos en un planteamiento de bucle aparentemente sin salida. S sabemos, sin embargo, que Netanyahu ha dicho recientemente que regresar a a la masacre si Ham s no era desarmado. La pregunta es, pues, lo que el primer ministro israel est dispuesto a hacer o conceder para que Ham s d alg n paso a corto o medio plazo. Y al pensarlo, Netanyahu no deber a olvidar que su extrema crueldad al lanzar 100.000 toneladas de bombas sobre Gaza y provocar tantas muertes ha creado una nueva generaci n de peque os y j venes que, si no cambian mucho las cosas a nivel social, tanto en Israel como en Palestina, querr n vengarse alg n d a y continuar la espiral de violencias. Si no se piensa en el futuro, las decisiones sobre el presente no ser n las correctas.


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