abc - 1 month ago

En el primer pleno del Parlamento sin Juan Espadas como secretario general del PSOE-A y líder de la oposición, dos ausentes en el salón de Plenos del antiguo Hospital de las Cinco Llagas, se convirtieron en los principales protagonistas políticos. El primero, el propio Espadas, despedido hoy de la Cámara con un reconocimiento compartido por la portavoz socialista, Ángeles Férriz, y por el propio presidente andaluz, Juanma Moreno. La segunda, la vicepresidenta del Gobierno y nueva líder de la oposición, María Jesús Montero, presente en las intervenciones de un Gobierno andaluz que prepara en cada una de sus declaraciones su primera gran confrontación con la ministra de Hacienda en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Más allá de la confrontación propia entre gobierno y oposición, las relaciones de Juan Espadas con el Ejecutivo de Juanma Moreno siempre, salvo momentos excepcionales, mantuvieron un nivel de respeto y lealtad institucional. Una relación que ha sido una pieza fundamental de esa «excepción andaluza» que tanto reivindica el PP-A que deja al Parlamento autonómico lejos del fango y la crispación de otras cámaras territoriales como Madrid o del Congreso. De ahí que el presidente andaluz le reconociera en su primer Pleno ausente desde el inicio de la legislatura (Espadas se sumó a la sesión para las votaciones de la tarde pero no estuvo presente en la sesión de control) en respuesta a las palabras de agradecimiento que dedicó a su antiguo secretario general la portavoz parlamentaria Ángeles Férriz. «Tengo palabras de consideración y respeto hacia Espadas, su figura política y su trabajo. Siempre tuvo predisposición al talante, al diálogo y a alcanzar acuerdos. Quiero resaltar su figura, los puntos de encuentro, porque ha tenido siempre una actitud que espero que no se pierda», apuntó Juanma Moreno. Pero tras la coincidencia en el reconocimiento hay un amplio espacio para la discordia. Férriz pidió al presidente andaluz que se disculpara por el «daño causado a Juan Espadas y a su familia» algo que Juanma Moreno negó: «Quien sí debería pedirle perdón a Espadas y a su familia son quienes le han limitado su capacidad de ejecutar su proyecto. Y esos están sentados ahí y en Madrid. Me parece feo que a un señor que tiene la responsabilidad de ser alcalde, le pidan que lo deje, asuma la responsabilidad y desde ese grupo parlamentario y desde Madrid lo machaquen todos los días». El reconocimiento a Espadas se combinó con una agria bienvenida a la nueva secretaria general. «Ahora parece que sólo toca hablar de Montero, después de Montero y para finalizar de Montero», describió Férriz. De hecho, fueron numerosas las referencias a la ministra de Hacienda a quien la Junta de Andalucía apunta especialmente por los acuerdos que se tengan que alcanzar en el ámbito de financiación autonómica y la reivindicación de un fondo de nivelación de 1.500 millones de euros. Al margen de esto, y en respuesta a Vox, Juanma Moreno, volvió a apuntar a la situación interna de los socialistas a nivel autonómico y nacional: «Echo de menos un PSOE con sentido de estado, que no negocie lo que es de todos los españoles con los independentistas, que no debilite las instituciones, que no use el poder. Pero nos han traído la delegación de Ferraz a Andalucía. No hay nada nuevo, más sanchismo todavía que antes, tenemos una sucursal de Sánchez en Andalucía. Nuestro país y Andalucía necesitan partidos con sentido de estado y que protejan a la mayoría social y ese papel ya sólo le corresponde al PP». Con Espadas ausente ya de forma definitiva y con María Jesús Montero fuera del Parlamento, el PP insiste en advertir un cambio de clima y de relaciones entre las dos grandes formaciones políticas que de momento no se refleja en exceso en las intervenciones más allá de los cruces de acusaciones habituales: el Gobierno apuntando a los ERE y al caso de la Faffe y la oposición señalando a los contratos del SAS, el contrato cuestionado por la Oficina Antifraude a José Manuel Soto o distintas investigaciones abiertas en la provincia de Sevilla. Pero el PP-A está convencido de que esta recta final de la legislatura, con los cambios en el PSOE, van a modificar el ambiente político: «En esta nueva etapa vienen a embarrar, a introducir mentiras, y a meternos el ruido, el mal rollo, el pesimismo. No vamos a entrar ahí», apuntó el presidente mientras que su portavoz, Toni Martín, hizo un llamamiento a mantener los acuerdos. Sin embargo, en la práctica, sobre la mesa sólo había una negociación abierta entre el Gobierno andaluz y el PSOE: la renovación del Defensor del Pueblo Andaluz. El resto de propuestas de diálogo, lanzadas el pasado mes de septiembre, quedaron bloqueadas desde el principio al no producirse ni las primeras reuniones.

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